Recorrido por zona de plantaciones forestales en Paysandú-Río Negro

El siguiente relato surge de una recorrida -realizada por dos integrantes del Grupo Guayubira en julio de 2008- por algunas de las zonas forestadas por la empresa Forestal Oriental (filial de Botnia) en el departamento de Paysandú y suss límites con Río Negro.

En los departamentos de Paysandú y Río Negro está la mayor superficie de plantaciones de FOSA, sobre todo en torno a la Ruta 90, pero también en torno a las Rutas 3 y 26 de Paysandú y 24, 25 y 4 de Río Negro.

Hicimos un recorrido por Ruta 90 desde la ciudad de Paysandú hasta Guichón, junto a Ana María y Luis Alberto, matrimonio que vive sobre la Ruta 90.

El primer comentario que surgió fue que la Cañada del Pajar está seca, mermaron las vertientes. El Arroyo San Francisco, en el paso, también está seco; si llueve tiene agua durante un día o dos, pero enseguida se seca. Las lagunas de 3 o 4 metros de profundidad están secas. Esto comenzó hace años con la forestación y no es cosa de ahora por la seca. Además, los campos ya no rinden lo mismo.

“Lo peor es que en época de incendios estamos en continua alerta, con el pulverizador cargado”, nos dijeron. En la zona de Araújo, a unos pocos kilómetros de allí, se incendió el monte y los vecinos vieron de la copa hacia arriba llamaradas de unos 18 o 20 metros y vieron que por las charamuscas que volaban prendidas fuego atrás de ellos se había prendido otro foco en el campo; solo con helicópteros pudieron combatir el fuego. “Te das cuenta que no piensan en los vecinos”, fue su comentario.

Ana, preocupada, nos dice “Perdimos el amanecer; por suerte todavía tenemos el atardecer y lo peor es que ahora nos estamos acostumbramos y al tener que adaptarnos nos vamos conformando con lo que nos van dejando. Pero vamos perdiendo costumbre y cultura. Los impactos son además sociales y culturales, se afecta a la familia…hay más dinero, pero ¿a costa de qué?”

En cuanto a la situación laboral, su evaluación fue la siguiente: es cierto que los forestales pagan mejor ($10.000). Un peón de campo gana $3.500, pero no tiene los descuentos ni le falta comida, y además vive con su familia, o en el peor de los casos la familia está en un campo cercano. Antes las estancias tenían 5, 6 y hasta 28 peones que se alimentaban del almacén rural y de lo que ellos plantaban en su pedacito de tierra, además de que el patrón solía darles carne cada tanto. Ahora, los trabajadores forestales viven en el pueblo y son llevados a la forestación en camiones o buses. En la zona rural entre Guichón y Young hay 2.600 personas menos en el campo porque se fueron a vivir al pueblo.

Las estancias se taparon por la forestación, los almacenes rurales fueron cerrando. Pagan US$ 2.000 por desarmar una estancia y los desarmadores se quedan también con los materiales que puedan sacar.

Antes venían familias enteras de otras zonas del país a trabajar en las forestales. En el 2002 se conoció el caso de un grupo d 40 a 50 mujeres y niños que caminaron 7 leguas a pie para poder salir del monte. Ahora no los dejan quedarse en la forestación y van a casas en el pueblo. De todas formas, el desarraigo continúa.

Luis Alberto cuenta que su hermano Juan quedó cercado y vendió. Al amparo de la forestación, el jabalí camina, se propaga y hace destrozos en el ganado ovino, por eso Juan no tenía más remedio que vender. Al verlo apretado le bajaron el precio, y él se resistió. Es que además del valor afectivo que sentía por su tierra también estaba el valor de todo el esfuerzo que le implicó comprarlo y luchar para poder sobrevivir como productor rural. Pero él sabía que el agua se le estaba agotando, que el jabalí le complicaba y que estaba rodeado de forestación, así que terminó vendiéndolo a un argentino.

Los campos de las forestales están cerrados y si a uno de los vecinos se les escapa una vaca o un caballo para uno de estos campos, tiene que hacer un trámite para que lo autoricen a entrar a retirarlo.

Juan cría ahora sus animales en tan solo 30 ha (una parcela muy chica para el lugar), pero con la venta del campo se compró 2 camionetas y reparte cosméticos en Paysandú.

Las vacas están flacas y no hay campos alternativos para pastorear; en una hectárea pastorean 1 vaca ó 4 ovejas. Han intentado pastorear en las forestales, pero cuanto mucho puede pastar 1 vaca cada 5 hectáreas y, además lo más importante es que licitan las concesiones de pastoreo, siempre tratan de que sea un ganadero grande, o por lo menos que sea uno el titular que responda por los subarrendamientos. Hace 2 años las forestales cobraban 1 US$ por hectárea y no arriendan menos de 5.000 hectáreas. Si los campos son buenos se pueden llegar a poner hasta 15 vacas cada 50 hectáreas.

En algunos casos han visto que, si bien en las plantaciones hay poco pasto, la vaca igualmente se alimenta y engorda, con lo cual su conjetura es que podría ser debido al gran reparo que encuentran allí que hace que necesiten menos alimento. Por otra parte, el ganado dentro de las plantaciones beneficia a las empresas forestales ya que mantiene el pasto cortado y va arrancando las ramitas, aunque a veces se lastima los ojos con ellas.

Llegan Juan, el hermano de Luis Alberto, y Oscar, vecino de toda la vida.

Al comienzo del boom de la forestación un vecino forestó, con las promesas de prosperidad, invirtiendo US$ 800, pero al final terminó vendiendo la plantación con campo y todo a US$ 1.000 porque los precios de la madera cayeron y no le era rentable.

En la zona del Cerro la Bandera, Ruta 26, Pereira Brasil, hay eucaliptos grandis y dunnii.

Entre los impactos de las plantaciones, los vecinos comentaron que notaron que las praderas aledañas se ven más afectada por las heladas por la sombra que les hacen las barreras de árboles y porque el reparo excesivo hace que la helada no levante.

Casi no hay cotorras porque las variedades plantadas son manejadas para que optimicen su fuerza en el crecimiento en altura, por lo que tienen un mínimo de ramas y hojas en la punta, formando una copa pequeña. De esta forma, las copas están muy altas para anidar y además los troncos finos no pueden soportar el peso de un nido que puede llegar hasta los 400 kilos.

Ni pensemos en la posibilidad de un incendio, nos dijeron. Si estallara un incendio en las copas de estas masas forestales, el cálculo es que si uno estuviera a 500 metros, le quemaría la cara.

Como impacto social comentaron que en la localidad de Grecco fue triste cómo cundió la prostitución de adolescentes vinculada a la forestación.

Por otro lado, los aserraderos locales se han visto perjudicados. No encuentran madera ya que, de a poco, todo ha ido quedando en manos de FOSA y Eufores (con alguna excepción como la empresa Raíces). No hay madera para postes y piques, y los vecinos nos dicen que si quieren alambrar sus campos deben pagar un precio mayor porque hay que traerlos de lejos.

Antes se plantaban pequeños montes o cortinas, sobre todo eucalipto colorado, para abrigo, sombra, madera y leña. Los establecimientos grandes hacían cortinas de hasta 80 metros de ancho. Tenían cerca de 20.000 ovejas y cuando las esquilaban las metían en el monte. Pero de eso ya no hay más nada; hoy se dedican a mejorar con clones para lograr mayor resistencia a las heladas y a los herbicidas, aunque son más sensibles al taladro y al hongo.

El eucalipto colorado es muy resistente, un poste dura 25 ó 30 años. En cambio el grandis, maideni y dunnii no duran ni 2 años. El colorado es caro para las empresas de la celulosa porque es más caro su proceso de blanqueo, por eso lo fueron sustituyendo por los otros 3 mencionados. En campos comprados por Eufores o FOSA, donde había eucaliptos colorados, se cortaron, pero se dejaron tirados en el campo en vez de ofrecerlos a los productores locales.

En Cerros Blancos, Eufores cortó plantaciones de globulus de 2 años para plantar encima con grandis porque el globulus es muy sensible para los bajos, sobre todo por las heladas.

En cuanto a la apicultura, el sistema es similar al arriendo para ganado, se paga 1 US$ por colmena. El período de floración es de febrero a abril y se obtiene una miel más negra, más pesada y más densa, su gusto es rico. El mercado prefiere la de pradera o monte, por eso su precio es menor, pero al ser más pesada compensa el precio. El resto de los meses van al monte o a los cítricos.

Los colmeneros arriman las colmenas en campos vecinos. Buscan vecinos porque si no, no es beneficioso para ellos. Las forestales arriendan a quienes tengan como mínimo 2.500 colmenas.

Las empresas forestales quieren hacerse una buena imagen, así que cuando arriendan la plantación para ganado o colmenas ponen un cartel inmenso que dice “desarrollo sustentable”, mientras les cobran a los colmeneros y criadores.

Oscar, ex-compañero de escuela y vecino de Any, recuerda que veinte años atrás había mucho para hacer. “Yo trabajaba en la forestación y en las estancias, en las plantaciones de trigo, girasol, cebada, lino, sorgo o maíz, que era lo que más se plantaba por aquí”, recuerda.

Para trabajar en la cosecha de trigo, cada 500 ha se necesitaban 20 personas. Hoy en día las máquinas redujeron enormemente el personal a 2 personas. Lo mismo sucede en la forestación: en la cosechadora y el grapo trabajan 2 personas. “Yo no la puedo ni ver a la forestación, es una mugre, no hay nada, está todo abandonado, es un desorden, no podés entrar, no podés cazar para comer, nos falta el agua… Yo pensaba que podía ser una solución esto, pero ahora veo que no hay trabajo. Trabaja mucha gente mientras plantan y carpen y cuando viene la poda, pero después por años no se ve ni un alma”, dice Juan con amargura. Antes, en 5 ó 6 ha. forestales trabajaban de 15 a 20 hombres; ahora, 3 ó 4 cosechadoras, los grapos y nada más.

La gente se ha ido… La forestación se agrandó y llenó los campos de árboles. Cuenta que las 20 familias que vivían en Colonia Roncan desaparecieron cuando el dueño vendió las tierras de la colonia a la forestal. Antes en esta zona estaba la Caja Bancaria, fue la primera forestación, pero de cierto modo era aceptada por la gente. Allí estaban los vecinos de la Colonia Roncan, eran granjeros que vendían gansos, huevos, lechones, pavos, etc. Cuando vendieron el campo a la Bancaria, la gente se dispersó por distintos caminos.

La forestación no revirtió el proceso de vaciamiento del campo sino que lo acrecentó. “Nosotros no estamos contra la mecanización pero el problema es que aquí gana uno solo, se llevan uno o dos la plata para afuera”, nos dicen.

Juan reflexiona: “Estamos quedando como los indios de Salsipuedes, acorralados”. Nos cuenta que él pastorea junto a la vía del tren; aunque el tren le mate alguna cabeza de ganado, desquita el no tener que pagar pastoreo a precios muy altos y no tener que contratar flete para trasladar su ganado. En 5 km de vía, de 1 cuadra de ancho, el pastoreo equivale a 50 ha.

Algunos impactos de la forestación referidos a la sanidad: “Mis hijos manifestaron alergias con la floración de los eucaliptos”, dijo Any. Juan cuenta que “Ahora tenemos que combatir la vichera (mosca que se agusana en las heridas del ganado) no solo en verano sino también en invierno, y en verano más que antes. La mosca sobrevive más en la plantación; se crea como un microclima que la favorece. Yo pasé de utilizar 2 talqueras a 15 sprays, pero ¡con la mitad del ganado! Cada spray sale $U 100. Además hay que contar la mortandad y el aumento del trabajo y el control: cada día y medio hay que encerrar al rebaño para hacerle un control. Antes se terminaba en mayo, ahora en pleno invierno estamos curando”.

Hay pozos de agua de 40 a 60 metros de profundidad que no han sido afectados, debe ser porque la napa de agua está protegida por la roca, corre por debajo de la roca, es terreno muy duro. Pero para un vecino perforar hasta esa profundidad implicaría una inversión de US$ 10.000. “Pasar esa plancha (como decimos los criollos) que protege el agua profunda es muy difícil por su dureza y por eso sale caro hacer un pozo a esa profundidad. Las napas más superficiales son las que han sido afectadas, las que pertenecen a la formación Asencio, que están hasta los 14 metros. Nosotros no podemos acceder a esos costos. ¿Por qué el gobierno es tan permisivo con las forestales y nosotros si queremos agua tenemos que afrontar ese costo?”, preguntan.

Los vecinos de Piedras Coloradas y alrededores continúan con la tradición de la fiesta de la madera en el mes de noviembre, idea originada en las plantaciones de la Caja Bancaria, que tenían otro modelo de plantaciones. Esta es una de las razones por las cuales la gente fue aceptando la llegada de las trasnacionales de la forestación. Su idea de forestación era la de una empresa nacional y en una escala amigable.

Cuentan que en La Merced, los propietarios de 3.000 ha quisieron darle mayor valor agregado a la forestación pero no pudieron con el mercado.

Para combatir los tocones, los operarios les ponen “remedios” con mochilas para no sólo secar sino acelerar la putrefacción. Los operarios no saben lo que aplican. A veces vienen bidones de un herbicida pero se dan cuenta por el color que el contenido no es ese.

Juan cuenta que una vez el contratista desapareció y no les pagó a ninguno de los vecinos que había empleado, y la empresa dijo que no era responsabilidad suya. En 2002 otro contratista los llevó para un trabajo, trabajaron 10 días, día y noche de corrido los 4 últimos días, tomaban solo mate cocido porque no tenían nada más.

Juan cuenta que vecinos a campos de soja dicen que sienten “como una opresión” después que pasa la avioneta que fumiga la soja. Él tenía 5 colmenas de un amigo y se las mató la fumigación de soja en campo de un argentino. Incluso a un vecino le quemaron de 8 a 10 ha de avena.

Salimos a recorrer el campo de Juan y nos encontramos con el “Negro” Miguel Ángel, otro vecino del lugar.

Lo primero que nos dijo fue: “La forestación nos dejó sin tierra”. Él tiene 1600 ovejas y 400 vacas. “Mucha gente vendió su campo a las forestales; nosotros no, pero me quedé sin campo (de recría). Yo tengo mi ganado en Cerro Chato, a 80 km de acá. Allí llevé 400 cabezas. Contraté un camión y los llevé, solamente en esos km me lleva casi US$ 2000, que son pérdidas. Los dejo en una forestal y le pago a una persona que tiene casi 2000 ha de pinos de Colonvade a su cargo; él le arrienda a la empresa y busca productores grandes. Entre los pinos no hay nada, el ganado se pone en los caminos o las bandas y me cobran US$ 5 / cabeza / mes, mantenido (hay peones que reparan el ganado). El día que empiecen a cortar y me digan “mirá que te voy a sacar”, no tengo más que hacer, ¡vendo todo!”

Contó que dos meses atrás tuvo que pastorear 40 novillos en la calle porque no encontraba dónde arrendar. Tenía en total 400 animales en una plantación de FOSA y de un día para el otro le dijeron que los sacara. Para colmo, arreglaron la calle de manera que pelaron todo, así que ahora ni en la calle puede pastorear.

Dicen que entre la forestación y la soja se va a acabar primero con la oveja y después con la vaca.

Es similar al caso de las colmenas, dice Any, “a mí me da la impresión de que no quieren a los vecinos pequeños, sólo a los grandes. No podemos entrar para nada a sus campos, ni a sacar leña caída ni a juntar naranjas (de lo que fue antes una casa y hoy es una tapera)”.

“¿Saben cuánta agua toma una vaca?” nos pregunta el Negro. “Una vaca toma de 60 a 80 lts. de agua por día, ¡mirá que toma agua! El hombre de Colonvade (el que subarrienda el pastoreo en la forestación) se vió en figurillas, tuvo que hacer una entrada desde el arroyo Guaviyú, porque los arroyitos estaban secos dentro de la plantación, eran zanjas, ¡ni la casa tenía agua! y eso que era alto el molino…porque el molino no funcionaba porque no tenía viento por el reparo que le hacía la plantación, y además la vertiente mermó”.

En la casa del Negro se secó dos veces el tajamar. En El Chispazo están sin agua, en el arroyo ya no hay, “tenemos que ir pensando que hacer, allí no hay corriente eléctrica (como para poner un motor). Hace 35 años que estamos acá y desde que está la forestación en los últimos años se han ido de las aguadas el 80 %”, cuentan.

“Vean el esfuerzo”, dice Any, “que implica la falta de agua y de tierras para el productor rural, estamos pensando todo el tiempo en cómo solucionarlo, en cómo salir adelante”.

Un campo de excelente rendimiento en k/ha de sorgo y girasol se vendió para la forestación. Un vecino quiso canjear una parcela de su campo que tenía forestada y era lindera, por una de éste, y no lo aceptaron. Se están forestando campos de índice Coneat altísimos. Ese campo fue denunciado por los vecinos porque sabían por los vecinos linderos que tenía índice 160, y Mujica le dijo “denúncienlo, busquen el padrón y denuncien”. Ellos son concientes a lo que se atienen por forestar todo. La Cabaña el Ombú había sido comprada para forestar todo; comenzaron a plantar 300 ha. y a partir de que se hizo una denuncia a Berterreche, no los dejaron plantar más. La compró un argentino que sacó 4600 k de cebada/ ha (fueron en alrededor de 1000 ha.). La denuncia fue en el 2004 ó 2005. Berterreche dijo “esto lo tendrían que haber denunciado hace 5 años” cuando recién compraron. Según los vecinos, Berterreche aseguró que “135.000 hectáreas no se van a plantar, aquí en Paysandú van 8.000”. Esto incluye a FOSA y Eufores.

Alrededor de Chapicuy es todo de Colonvade, son miles de hectáreas de pinos y dicen que van a cortar los pinos y plantar eucaliptos. En esa zona hay pinos eliottii y taeda.

Nos fuimos a visitar la Colonia 19 de Abril con Ana María y Luis Alberto.

La Colonia 19 de Abril es de descendientes de alemanes, allí está la iglesia bautista. Para llegar a la Colonia fuimos atravesando campos de vecinos, hasta que llegamos al arroyo San Francisco, es decir el recuerdo del arroyo. Nos paramos sobre el lugar que Any y Oscar solían “vadear” para llegar a la carretera. Del arroyo solo quedan las anécdotas de cómo se las ingeniaban para cruzarlo, o los vestigios de que allí hubo un curso de agua, como es las líneas de alambres levantados. Ahora es sólo un zanjón de tierra resquebrajada que aflora entre las plantaciones.

Pasamos por un campo comprado por un argentino con forestación incluida; el nuevo propietario trató de reconvertir su campo para la agricultura y la ganadería. En un sector, desde el año 2000 está tratando de eliminar los tocones de eucaliptos grandis; en 8 años, el tocón está casi entero! Hay que tener en cuenta que son muy diversos los suelos, la humedad, hay varios factores a tener en cuenta, incluso la especie plantada. En otro sector, el propietario pidió a Luis Alberto y Any que para eliminar tocones –de esto hace 3 años– dieran 2 aplicaciones de glifosato al 20 % como dosis fuerte y después dieran localizado con mochila. Los tocones siguen allí. “El hombre no compró un campo, compró un cementerio de troncos” dice Any.

Any y Luis Alberto se dedican a proyectar sistemas de agrosilvopastoreo, planifican plantaciones forestales que permitan cultivar y criar ganado en el mismo lugar. Se fijan, por ej., que pueda entrar la excéntrica y la sembradora centrífuga entre las filas. Vimos un caso planificado por ellos para una empresa forestal familiar en el que hicieron un manejo del rebrote y se dejaron fajas amplias. Entre las filas hay sombra, está un poco más frío y por lo tanto le cuesta crecer a la pastura. En las fajas se plantaba y se planificaron aguadas.

Seguimos recorriendo y pasamos por Pueblo Seco.

Ahora ni siquiera es un pueblo. La forestación aumentó en los últimos años. La gente se fue por la falta de agua, buscando las comodidades del pueblo, la luz eléctrica. Antes había una estación de servicio, esto indica que era un poblado importante.

Cada tanto vemos frutales y plantas de jardín, vestigios de que en algún momento hubo una casa, ahora ni siquiera vemos taperas. Aquí todavía están los Lázaro. Casi todos tienen colmenas. Los pozos eran de 11 a 15 metros de profundidad y se secaron, entonces empezaron a sacar agua de un tajamar. Cuando comenzó a faltar el agua, los chicos la traían de la escuela, llevaban 2 bidones de 5 litros a la escuela para traer al regreso el agua. El pueblo tenía fama, era sumamente prolijo, todos los patios estaban cuidados, ordenados, barridos, con plantas de jardín.

Ana recuerda con nostalgia la canción “Santa Marta” de Larbanois & Carrero (Santa Marta era una villa / de malvón y rosaleda, / laureles en la vereda / y plaza con catedral. / La gente se saludaba / y había noches de retreta / con muchachos en la vuelta / y banda municipal…sigue) porque le representa el proceso que sufrió Las Flores hasta convertirse en Pueblo Seco. Dicen que hay un plano viejo donde se ve que antes Las Flores (Pueblo Seco) era “El poblado”, vivían 42 familias -ahora quedan 2 ó 3- y que Piedras Coloradas era un caserío cercano.

La situación de Arroyo Negro es similar. Era una Colectividad Valdense que se dedicaba a la quesería artesanal en su mayoría.

Cuentan que hace 6 años se fumigaban las plantaciones con avioneta porque había un hongo específico en la forestación (una variedad de fusarium). La gente decía que después que pasaba la avioneta se sentían afectados. Un quesero que junto a su esposa fabricaban quesos artesanales (familia Ricca), perdió una producción de 3.000 k de queso dambo. Tenían un proyecto con el LATU; cuando el laboratorio supo de la fumigación y de la reacción de la gente pidió que se analizara el queso. Con los resultados, el LATU pidió que se eliminara el queso por su grado de contaminación, ni siquiera autorizó que se lo dieran a los chanchos. Él y la señora eran artesanos de alma, nunca supieron qué producto aplicaban las avionetas. Reclamaron via LATU, pero el reclamo no tuvo andamiento.

Después de eso vendieron su campo, se quedaron con ganado y arrienda para pastorearlo en los campos de la forestación.

En sus orígenes, la Caja Bancaria comenzó en la Estancia La Rinconada, en el año 65, y luego se vino para acá, nos dicen. “Nosotros de jóvenes estábamos acostumbrados a ver los montecitos, una forestación en masa de 120 ha. en Orgoroso llamaba la atención porque no se veía mas que parcelas de 1 ha para abrigo y madera”.

En Arroyo Negro, al lado de la iglesia Valdense, se está preparando la tierra para forestar, “una tierra negra, buena, que realmente te daban ganas de llorar. La gente de Arroyo Negro, los productores, lucharon, pidieron apoyo al gobierno, se juntaron para comprar entre 5 ó 6 el campo que se vendía. Eran 600 ha. y el precio era bastante alto para ellos, pero mientras estaban tratando de conseguir todo el dinero FOSA se enteró y vino a ofrecer US$ 200 más por hectárea. Los productores no pudieron con el precio.

Pasamos por el predio donde se realiza cada noviembre la fiesta de la madera, que comentamos más arriba en el presente relato.

Luis Alberto nos muestra hasta dónde llega la forestación, hasta el fondo de las viviendas. La forestación rodea el pueblo por los cuatro lados. Es un peligro ante cualquier posible incendio.

Aquí nos encontramos con un trabajador forestal, quien nos paró para denunciar la tala de monte indígena por parte de Eufores (filial de ENCE), en campos de la empresa formados por la unión de tres antiguos establecimientos: Don Federico, La Gambeta y Los Gurises.

Pasamos por la empresa nacional Raíces. Se dedica a fabricar desde mondadientes a pisos de madera, molduras, vigas, etc. Es una empresa familiar pero allí trabaja medio pueblo, viven de eso. Tiene 750 ha. y también compra madera. Tiene entre 15 y 18 ha. de eucalipto sideroxylon ó madera de hierro, es una variedad especial.

Seguimos camino pasando por Pandule, cargamos combustible en una estación de servicio que increíblemente está totalmente rodeada de forestación. Nuestro primer comentario fue qué pasaría en caso de incendio forestal con la estación!! Continuamos y nos adentramos en el departamento de Río Negro por la localidad de Algorta rumbo a Mellizos, por ruta 25.

En Algorta instalaron un aserradero muy grande. Al adentrarnos en Río Negro comienzan las plantaciones de glóbulus de Eufores. Todo lo que es globulus es Eufores, nos indica Luis Alberto.

Encontramos una plantación de FOSA muy parecida a las que conocemos en Espirito Santo en Brasil, es el establecimiento “El Yatay”.

Pasamos por un establecimiento ganadero enorme comprado por neozelandeses. Invirtieron mucho en infraestructura, cuidaron mucho el agua para el ganado, hicieron bebederos alimentados con agua subterránea con un sistema de cisterna que abastece a medida que el ganado va tomando. Cortaron parte de la cortina de eucaliptos de abrigo que iba desde la entrada hasta el casco en el medio de la propiedad.

A lo lejos se ve la montaña de aserrín de Maserlit (Maderas Aserradas del Litoral) de la empresa Ence.

Luis Alberto recordó que cuando estuvo trabajando en Paso de la Cruz, veía pasar un camión cada 4 ó 5 minutos durante todo el día. Ellos estaban en una casita de MEVIR y casi no podían dormir por las noches. Se forestó todo alrededor del Paso.

Lo mismo sucedió con Mellizos, toda la zona está siendo forestada.

Terminamos nuestro recorrido en las cercanías de Guichón, ya en la tardecita, nuevamente en el departamento de Paysandú.

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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