Productores versus forestación en Colonia. Rebelion en las granjas

por Víctor Bacchetta

Publicado en el Semanario Brecha, de Uruguay, 23/3/07

La instalación de la planta de celulosa de ENCE en Conchillas generó alarma entre los productores locales, quienes proponen suspender la forestación en el departamento de Colonia hasta que se defina una reglamentación que limite sus efectos más problemáticos.

CON SENSACIONES FUERTES y contrapuestas, que van desde la euforia hasta la desolación, la pequeña y apacible localidad de Conchillas está viviendo el primer impacto de haber sido elegida por la empresa española ENCE para instalar en sus costas una planta de celulosa.

Técnicos y asesores de ENCE, políticos, empresarios y periodistas, entre otros elementos foráneos, han comenzado a bombardear a los lugareños con propuestas y preguntas que les hacen ver que su forma de vida habitual puede experimentar un cambio.

Conchillas fue fundado a fines del siglo XIX por la empresa inglesa Walker & Co. con el fin de extraer arena y granito para la construcción del puerto de Buenos Aires. La zona vivió un auge al abrirse en 1911 la Casa Evans, de exportación e importación, que tuvo zona franca y barco: La flor del Uruguay. Pero tras la crisis del imperio británico, todo fue vendido en 1951 a estancieros uruguayos, quienes vendieron a su vez las viviendas a sus arrendatarios y estos siguen siendo mayoría entre los 700 habitantes del poblado actual.

“El pueblo está en ebullición”, dice un joven integrante de la Comisión de Fomento que, sin esconder su orgullo, se siente responsable por la suerte de Conchillas y anticipa que irá a Fray Bentos para conocer la experiencia y ver qué medidas se pueden tomar (sic). En su mayor parte, los pobladores consideran que les cayó del cielo la oportunidad de revivir ese pasado de esplendor y, según relatos que circulan por el pueblo, especulan con los dólares que obtendrán por la venta o alquiler de su propiedad a los ricos extranjeros.

En el otro extremo del espectro, con dudas y objeciones al proyecto de ENCE, están los productores de los alrededores del pueblo e incluso de más lejos, dedicados a la ganadería y la agricultura tradicionales, así como a la quesería artesanal, la apicultura y la producción orgánica características de Colonia. Las inquietudes de este sector se han centrado en dos aspectos, el probable aumento de la forestación en el departamento por la cercanía de la planta de celulosa y la vía de acceso de los camiones cargados con troncos.

Las expectativas se manifiestan en las propias reuniones convocadas por representantes de ENCE para explicar su propuesta. Mientras algunos asistentes señalan inconsistencias en la presentación o hacen preguntas evidenciando dudas o desconfianza, otros argumentan que “no hay que poner palos en la rueda”. En algunas ocasiones, la tensión se descarga con el cerrado aplauso que corona una intervención de aprobación al proyecto.

UN VACÍO LEGAL

La alarma entre los productores colonienses se desató ante el anuncio de ENCE, las fuertes ofertas de compra de tierras y al ver que no hay norma que impida una forestación en gran escala en el departamento. El reglamento de las evaluaciones de impacto ambiental, con la modificación de setiembre de 2005, dispuso el requisito de autorización ambiental previa (AAP) para proyectos de más de 100 hectáreas. La posibilidad de que se llegue a forestar una gran extensión sumando terrenos menores no requeriría una AAP.

“Por una cuestión de proximidad, se cae de maduro que van a querer forestar acá”, dice Oscar Díaz, productor de Tarariras. Y cuenta que un ingeniero español, ante una pregunta suya, afirmó: “si no quiere quedarse rodeado de eucaliptos, haga un buen negocio con la empresa y vaya adonde quiera”. Díaz contestó: “¿Qué hago con los dólares, si no tengo donde trabajar? Yo soy quesero artesanal, en Colonia tengo el intermediario, la conexión con Montevideo, tengo todo. ¿A dónde me voy a ir? ¿A Tacuarembó?”

El proyecto presentado por ENCE a la DINAMA dice que la madera de la planta de Conchillas provendría del Este y del Litoral Oeste con un ‘foricentro’ en Colonia. ENCE no necesitaría comprar más tierras sino, como es usual en estos casos, contrataría a productores locales, a los que ofrecen el servicio completo: desde los plantines, siembra y cuidado, hasta la cosecha. Los propietarios de los terrenos son los mismos de antes, pero de hecho se trata de una gran plantación manejada por ENCE.

Este ha sido el motivo de varias gestiones de los productores ante autoridades ambientales del gobierno y la Dirección General Forestal (DGF). En una reunión realizada en la Sociedad Agropecuaria de Tarariras, entre productores y el director de la DGF, Andrés Berterreche, hubo un duro debate. Berterreche considera que “lo de la forestación en Colonia y el aumento del precio de la tierra es un mito” y que el aumento del precio de los campos en la zona se debe más a los proyectos de soja y a emprendimientos turísticos o logísticos.

En Colonia hay unas 7.000 hectáreas forestadas, en su mayoría de FANAPEL, anteriores a la Ley Forestal, y algunas plantaciones recientes. La soja en el departamento pasó de 254 hectáreas en el Censo de 2000 a 27.500 en 2005-06. Algunos productores señalan perjuicios por los agrotóxicos de la soja, otros no, pero en donde existe consenso es en el impacto de la forestación sobre el agua. A la reunión de Tarariras asistieron productores de Soriano que hace años están recibiendo el agua en camiones cisterna.

El director de la DGF admite que “hay que cambiar la reglamentación, no tanto por Colonia, sino por Canelones y la zona de chacras alrededor de las capitales departamentales”. Y agrega: “Además de las 100 hectáreas, habría que establecer un porcentaje del total del predio, si supera una cifra deberá solicitar AAP”. Para Berterreche, toda la agropecuaria debería tener AAP, pero esto no se encuentra a estudio del ministerio.

Muchos productores de Colonia no se tranquilizan con estas declaraciones y responden: “Por favor, apúrense a hacer la reforma, porque esto se nos viene encima”.

PARAR LA MANO

Al final de la reunión en Tarariras, productores de otros departamentos, representantes de organizaciones sociales, empresarios, trabajadores y vecinos de la zona, apoyaron por unanimidad una moción presentada por el Movimiento de Productores de Colonia, por la cual se reclama al Gobierno Nacional, la inmediata suspensión del monocultivo forestal. “Esto fue fundamentado con pruebas del daño que (la forestación) está provocando a la producción de alimentos y a los cursos hídricos”, dice el texto aprobado.

Paralelamente, en los días siguientes fue presentado en la Junta Departamental, por el edil Sergio Bertón, del Partido Colorado, los ediles Richard Cáceres, Gustavo Viola, Waldemar Fernández y Fredis Antúnez del Partido Nacional, y Héctor Fripp, edil suplente del Frente Amplio, un proyecto de decreto. Allí se propone una suspensión transitoria de las autorizaciones de plantaciones forestales con fines comerciales en superficies mayores de dos mil quinientos metros cuadrados y menores de cien hectáreas.

“Queremos ver qué podemos cambiar en Colonia, pero el ‘nicho legal’ que tenemos es sólo de cien hectáreas para abajo, para arriba los evalúa DINAMA. Frente a una falta de legislación, porque Colonia no la tiene, proponemos suspender transitoriamente autorizaciones de forestación por 180 días y trabajar en ese tiempo para legislar”, señaló Bertón. Por su parte, el director de la DGF cuestiona el sustento legal de la propuesta realizada en el departamento y cree que, de ser aprobada, sería de muy difícil control.

El lunes último, el Intendente de Colonia, Walter Zimmer, del Partido Nacional, manifestó a través de Radio Carmelo su apoyo al planteo de los productores y colocó la propuesta local en otro plano jurídico, al expresar que la suspensión de la forestación en el departamento debería prolongarse hasta la aprobación de la nueva Ley de Ordenamiento Territorial, a consideración actualmente en el Parlamento.

Los productores han logrado apoyos en otros sectores de la sociedad coloniense que, en el contexto nacional, se caracteriza también por una mayor homogeneidad en términos socio-económicos y educativos e inclusive de conciencia ambiental. El movimiento ambientalista, que llegó a tener un grupo en cada localidad del departamento, se encuentra hoy bastante desarmado. No obstante, subsisten algunos grupos, como los productores orgánicos, y se hicieron experiencias pioneras de clasificación de residuos domiciliarios.

La Iglesia Valdense, de importante peso en Colonia, no ha estado al margen. El Sínodo de febrero último, máxima autoridad de la iglesia, declaró que “es imprescindible poner en el centro de la discusión los verdaderos problemas de los que somos parte: la extensión de los monocultivos, la deforestación indiscriminada, el uso de transgénicos y agrotóxicos, la extranjerización de la tierra, que no queden ocultos detrás de falsos enfrentamientos por conflictos que son apenas expresión de problemáticas mucho más graves”.

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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