La inversión y el empleo de Botnia: no todo lo que reluce es oro

Ha trascendido en la prensa que el directorio de la empresa finlandesa Botnia aprobó la inversión de U$S 1.100 millones para la construcción de una fábrica de celulosa en Fray Bentos. Muchos ven con esperanza este emprendimiento por el significado que tiene para nuestro país una inversión de este tipo. El Ministro de Industria y Energía, Jorge Lepra, anunció el total respaldo del Poder Ejecutivo a la planta de celulosa y dijo que el monto total es una cifra “nunca manejada en el Uruguay, por lo que es muy difícil imaginar cuantitativamente el tamaño de la inversión”.

Pero lo que no ha trascendido en la prensa es cuál será la inversión real en nuestro país. Al ser consultado sobre este tema, el economista González Posse -profesional que trabajó en el estudio socio-ambiental de la empresa Botnia- contestó que solamente un 20% de la inversión llegaría al Uruguay y que se destinaría principalmente a la construcción de la planta. Es decir, que el 80% quedaría en el exterior -la compra de maquinaria y equipos en Europa- y nunca ingresaría al país. A los efectos del Uruguay, la inversión total se reduce entonces, de los tan mentados U$S 1.100 millones, a una cifra mucho más “imaginable” de 220 millones de dólares.

A esto hay que agregar la concesión por parte del gobierno de Jorge Batlle de una zona franca en el predio donde funcionará la empresa. Entonces, no solamente no invertirán los millones que prometieron, sino que además contarán con exoneraciones impositivas por funcionar en una zona franca.

Por otro lado, para que la planta produzca un millón de toneladas al año (según datos de la empresa) será necesario aumentar la superficie de monocultivos forestales en la región, consolidando un modelo forestal que ha demostrado ser insustentable por los graves impactos sociales y ambientales que implica. Cada vez más tierra en manos de unos pocos, y extranjeros…

Además de publicitar ampliamente la inimaginable cifra de 1.100 millones de dólares, el otro argumento central utilizado por Botnia es el de la generación de empleos, que en el actual contexto de desempleo generalizado despierta grandes expectativas. Según la empresa, además de los 300 empleos permanentes del personal afectado a la planta, también generará empleo indirecto para 8.000 personas. Tanto ha insistido la empresa en esa cifra, que ha sido tomada por muchos como cierta. Sin embargo, sus propias cifras muestran que no es exacta, al mismo tiempo que generan aún más dudas en cuanto al manejo de cifras que hace la empresa.

En efecto, una publicación de Botnia pretende explicar de dónde surgen esos 8.000 puestos de trabajo, pero son más las contradicciones y las dudas que las certezas que aporta. Por un lado menciona los empleos generados en la forestación (entre 1.300 y 2.200) y en el transporte (entre 300 y 700). Sin embargo, esos empleos NO SON generados por la instalación de la planta de celulosa, ya que con o sin planta los árboles existentes tendrán que ser cortados y transportados a puertos para su exportación como troncos o chips. Es decir, que ya habría que restar entre 1.600 y 2.900 empleos a los 8000 empleos publicitados.

Además, la empresa afirma que se generarían entre 300 y 700 empleos en “otras manufacturas” y entre 600 y 1.800 en “otros sectores”, pero sin especificar de qué manufacturas o sectores se trata. La única cifra creíble parece ser la del rubro “construcción”, donde se prevé un máximo de 3.000 empleos para el 2006 (en plena construcción) que rápidamente desciende a 1.700 en el 2007, 400 en 2008, 200 en el 2009 y 100 de allí en adelante. Sin embargo, sería útil preguntar a la empresa cuántos de esos empleos generados en la etapa de construcción de la planta serían para trabajadores y técnicos uruguayos y cuántos para trabajadores y técnicos extranjeros especializados en este tipo de tareas.

Finalmente, la empresa redondea las cifras y sin mayor explicación agrega 4.000 empleos “indirectos” para llegar al total de 8.200. Textualmente dice que: “El efecto del empleo indirecto significa una adición de aproximadamente 4000 empleos nuevos, comparado con el efecto del empleo directo. El empleo total, es decir directo e indirecto incrementará en un 0.6%, i.e. aproximadamente 8200 nuevos puestos de trabajo.” ¿De dónde salieron esos nuevos 4.000 empleos? Misterio total.

Se puede entonces afirmar que los famosos 8.000 empleos son, por decirlo amablemente, un tanto exagerados.

Más grave aún, olvidan mencionar los empleos que SE PERDERÍAN con la instalación de la o las plantas de celulosa. En primer lugar, se perderían puestos de trabajo por la sustitución de actividades agropecuarias por forestación. Según las cifras oficiales, la forestación genera menos empleos (y de peor calidad) que cualquier actividad agropecuaria que sustituya, incluida la ganadería extensiva. Es importante señalar, en particular hoy 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, que la forestación expulsa del campo a más mujeres que la propia ganadería extensiva.

A eso se sumarían los empleos que se perderían en el sector turístico en Fray Bentos (que incluye a unas 1.500 personas), en el sector de producción de miel, en la pesca y en otras actividades que podrían ser afectadas por el olor, el ruido y la contaminación de la planta.

En conclusión, apelamos al nuevo gobierno a que estudie con detenimiento las afirmaciones de la empresa, que analice detenidamente otros estudios que están disponibles en el Grupo Guayubira y que llegue a sus propias conclusiones. El viejo proverbio sigue tan vigente como siempre: “no todo lo que reluce es oro”.

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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