El bosque natural uruguayo:
utilización tradicional y usos alternativos.

Ricardo Carrere

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IV. USOS ALTERNATIVOS

El manejo racional de un recurso debe comenzar por su evaluación como productor de bienes y/o servicios socialmente útiles. En este sentido, el monte natural ofrece un potencial muy amplio, que va desde su utilización energética hasta sus funciones como regulador de cuencas hídricas, pasando por toda una serie de productos (medicinales, químicos, maderas, frutos) y servicios (turismo, abrigo y sombra, conservación de suelos, etc.).

Por otro lado, el manejo racional debe asegurar un uso sostenido del recurso, no sólo como monte, sino también como ecosistema y como conservador del equilibrio de otros ecosistemas relacionados.

En lo que se expone a continuación, intentaremos sistematizar el conocimiento existente en cuanto al uso potencial del monte. A fin de simplificar el tema, expondremos en forma separada cada uno de los usos posibles, pero deber tenerse en cuenta que la explotación racional implica el aprovechamiento combinado de la mayor cantidad de usos posibles, con la única limitante de la sustentabilidad del recurso y del ecosistema.

Dado que se trata de usos alternativos, no nos referiremos a las importantes funciones que cumple como conservador de suelos, regulador de cuencas hídricas, refugio de fauna, etc., ni a su uso tradicional como leña y carbón. Lo que se pretende es intentar mostrar la amplia gama de usos alternativos posibles, a partir de experiencias efectuadas o estudios m s o menos pormenorizados realizados hasta el presente. Cabe señalar, sin embargo, que no se trata de un listado exhaustivo de usos posibles, puesto que aún queda mucho camino por recorrer en materia de investigación, tanto en lo referente a los usos en sí, como en cuanto a la rentabilidad de los procesos de cosecha, comercialización e industrialización.

Cabe señalar, finalmente, que nos referiremos al tema en general, pero que deber tenerse en cuenta que el monte natural varía sensiblemente a nivel nacional, regional y local en cuanto a especies, por lo que no todos los usos ser no válidos para todos los montes.

En cuanto a los usos alternativos en sí, se puede comenzar por una primera gran subdivisión, agrupando los distintos usos en: 1) agroindustrial, 2) agro-silvo-pastoril y 3) turístico.

1. Uso agroindustrial.

El monte natural ha sido tradicionalmente utilizado como recurso energético (leña y carbón) y en menor escala para usos ligados a la explotación rural (postes, piques, construcciones rústicas, etc.). Sin embargo, los árboles y arbustos que lo componen reúnen cualidades que los hacen potencialmente valiosos para otros usos alternativos: madera, productos medicinales, químicos, alimenticios).

1.1 Maderas.

La mayoría de las especies indígenas no sólo son aptas para su uso como leña y carbón, sino que además son valiosas como maderas para distintos usos (postes, cabos de herramientas, carpintería, tornería, ebanistería, etc.). Sin embargo, las propias características del monte han determinado un escaso uso de sus maderas. Las principales limitantes del punto de vista de la explotación maderera no energética se podrían resumir de la siguiente manera:

1) Gran heterogeneidad (presencia de numerosas especies arbóreas y arbustivas).
2) Gran variabilidad en diámetros y alturas.
3) Predominancia (en general) de di metros finos.
4) Numerosos ejemplares de fuste corto.
5) Numerosos ejemplares de fuste tortuoso.
6) Ramazón abundante.
7) Escaso número de especies valiosas de grandes dimensiones.
8) Gran variabilidad de especies, tanto a nivel local como regional y nacional.

Dichas características de nuestros montes determinan serias dificultades en materia de manejo, comercialización e industrialización de sus maderas. Pese a ello, y dado que las mismas poseen buenas cualidades tecnológicas para muy variados usos, entendemos que puede encararse su aprovechamiento maderero. Para lograr un uso rentable y sostenido del recurso, se deben reunir ciertas condiciones:

1) Que la explotación maderera esté ligada a otros usos (medicinal, energético, industria química, etc.).
2) Que exista personal especializado en manejo, tanto a nivel de dirección como a nivel de base.
3) Que la madera sea transformada por pequeñas industrias y artesanos locales especializados en el uso de madera de monte natural.

Por otro lado, debe mejorarse la capacidad productiva de los montes, no sólo a través de un manejo adecuado, sino también mediante la plantación artificial de especies indígenas de buena conformación forestal capaces de alcanzar grandes dimensiones. Entre ellas se pueden citar los laureles (unas 5 especies distintas), ibirapitá, guayubira, timbó (2 especies), sota caballo, tarumán, angico, viraró crespo, lapacho, sauce criollo, quebracho blanco, etc.

En el Anexo No. 1 se detallan las características y usos de las principales maderas indígenas. La mayor parte de la información ha sido tomada de Senyszyn (1978) y complementada con elementos puntuales tomados de algunos otros autores.

1.2 Productos medicinales.

En la flora uruguaya existen numerosas plantas medicinales. Pese a que aún no se ha avanzado suficientemente en la constatación científica de sus efectos terapéuticos, existe un uso muy extendido de esta flora nativa, cuyas virtudes son transmitidas, muchas veces en forma oral, de generación en generación.

Si bien el uso de plantas medicinales declinó debido a la competencia de los productos sintéticos, no es menos cierto que aún tienen una gran importancia económica a nivel mundial. Por otro lado, el proceso de descreimiento hacia la industria química del medicamento a consecuencia de los perniciosos efectos secundarios constatados en numerosos medicamentos, puede motivar una "vuelta a lo natural" en esta materia. En opinión del Sr. Apolo Valli, de la Herboristería Caruncho (fundada en 1923), en la actualidad se observa un consumo mucho mayor de plantas medicinales que 20-30 años atrás, debido a que la gente se desilusiona de los medicamentos convencionales y busca solución a sus problemas de salud en la herboristería o la homeopatía. A ello se agrega que estos productos resultan mucho más económicos que los de la industria química del medicamento.

Como se verá, en el monte natural existen numerosas especies a las que se atribuyen propiedades medicinales. Con el objetivo de evaluar su potencialidad económica, se entrevistó al Sr. Walter Fraga, del Instituto Botánico La Selva (fundado en 1910), cuyas opiniones se resumen a continuación:

1) Las principales plantas medicinales utilizadas en Uruguay son hierbas (marcela, manzanilla, menta, cedrón, carqueja, yerba del pollo, etc.). En materia de árboles, predomina la demanda por especies exóticas (tilo, boldo, eucalipto), aunque también se consume bastante congorosa, sarandí blanco, rama negra y cantidades menores de otras especies nativas (por ejemplo molle).

2) No existen cultivos de plantas medicinales, aunque sería posible encararlos, como se hace en Argentina con la manzanilla, que se exporta a Alemania.

3) No hay empresas recolectoras en el campo. La tarea de recolección está a cargo de un número decreciente de "yuyeros", para quienes ésta es sólo una actividad complementaria de otras tareas agrícolas, por lo que no siempre es posible adquirir las plantas deseadas en los plazos y cantidades requeridos.

4) Muchas plantas medicinales, tanto exóticas como nativas, se importan del extranjero, debido a que muchas veces su importación resulta más económica que su cosecha en el país.

5) Existen pocos médicos naturistas en el país, por lo que en general el consumo se origina fundamentalmente en tradiciones orales y en menor medida en publicaciones acerca de las ventajas del uso de determinadas plantas.

6) La Facultad de Medicina no imparte enseñanza acerca del uso de las plantas medicinales.

7) Existe muy poca investigación científica en el país sobre las virtudes terapéuticas de las plantas medicinales.

8) El mercado nacional es relativamente reducido y está abastecido por unas pocas herboristerías y homeopatías.

9) El mercado mayorista de plantas medicinales está radicado en Europa, fundamentalmente en Alemania, donde se concentra y distribuye gran parte del comercio de este tipo de plantas. Sin embargo, este gran mercado sólo está interesado en plantas con virtudes ya reconocidas (por ejemplo manzanilla), debido a los altos costos requeridos para la introducción de nuevas plantas (publicidad).

En síntesis, surgen de estas entrevistas que en la actualidad no existen grandes perspectivas en cuanto al posible aprovechamiento medicinal del monte natural, por lo menos a escala industrial. Lo único viable consistiría en inventariar las especies presentes en un monte a ser cortado y negociar ante las distintas herboristerías y homeopatías de plaza posibles pedidos de algunas de las especies.

Sin embargo, no debe descartarse el incremento futuro del uso de plantas medicinales, particularmente en la medida en que se profundice la investigación científica correspondiente, tanto a nivel de la Facultad de Química como de la Facultad de Medicina y que sus resultados se difundan nacional e internacionalmente.

En el Anexo No. 2 ofrecemos un listado de especies arbóreas y arborescentes y las distintas virtudes terapéuticas que se les atribuyen. De su mera lectura se puede concluir que existen numerosas especies que deberían ser objeto de una investigación científica exhaustiva. A modo de ejemplo, destacamos el caso de Casearia silvestris, que es utilizada contra las mordeduras de víboras ponzoñosas, al parecer con buenos resultados.

1.3 Productos químicos.

Algunas especies del monte indígena contienen determinados componentes químicos de posible utilización industrial (taninos, colorantes, aceites, esencias, aglutinantes, resinas, etc.). Entendemos que sería importante analizar la viabilidad de su explotación económica, así como realizar investigaciones más profundas para detectar otros compuestos químicos útiles, tanto a partir de los distintos componentes de los árboles (madera, corteza, flores, frutos, semillas, hojas, raíz) como de la pirólisis de su madera. En particular, debería priorizarse la investigación de sustancias curtientes obtenibles a partir de determinadas especies que abundan en nuestra flora arbórea (espinillo, molle, sauce, arrayán), que podrían tener aplicación en la industria nacional de la curtiembre.

En el Anexo No. 3 se expone un listado de algunas especies indígenas de posible utilización químico-industrial.

1.4 Productos alimenticios.

El bosque natural uruguayo no se caracteriza por la abundancia de frutos comestibles. La mayoría de sus especies posee frutos no comestibles y las que los tienen presentan en general frutos pequeños. Sin embargo hemos podido detectar 22 especies capaces de brindar algún tipo de alimento (fruto, bebida, dulce, harina, aromatizante, aceite).

Dentro del listado que se expone en el Anexo No. 4 se destacan:

1) Como frutos: pitanga, guayabo del país, chañar, guabiyú, aguay, arazá.
2) Para infusión: yerba mate, pitanga, arrayán.
3) Para bebida alcohólica: pitanga, arazá, arrayán, chañar, aruera, algarrobo.
4) Para dulce: aguaí, guayabo del país.
5) Para harina: algarrobo.
6) Como aromatizante: acacia mansa.
7) Para aceite: tarumán sin espinas.

Lamentablemente, nuestro país ha dedicado escasa atención a estos usos potenciales de los árboles nativos. la carencia más grave se evidencia en el caso de la yerba mate, de gran consumo en Uruguay, que sin duda merecería un esfuerzo sostenido de investigación tendiente a lograr un autoconsumo de este producto.

Otra clara omisión en este sentido es el caso del guayabo (originario de Uruguay, Paraguay, Brasil austral y norte argentino) que se desarrolla espontáneamente en nuestros montes y que no ha merecido mayor atención por parte de nuestros fruticultores.

Esta especie, extendida a otros países como ornamental, ha sido desarrollado como especie frutal comercial en Nueva Zelandia, habiéndose extendido su cultivo a los Estados Unidos y Europa. A partir de una serie de variedades (Triumph, Mommouth, Apollo, Gemini, etc.), tiene posibilidades de convertirse a corto plazo en un serio competidor del Kiwi. Tanto el éxito de este último como el de la "Feijoa" (nombre comercial con que se conoce al guayabo, derivado de su nombre científico: Feijoa sellowiana), se basan en una tendencia creciente al consumo de frutos exóticos, capaces de ofrecer alternativas agradables frente a las frutas tradicionales. Dado que esta tendencia se manifiesta también con respecto a otros productos, debería analizarse seriamente la posibilidad de desarrollar variedades mejoradas de otros frutales como por ejemplo el arazá o la pitanga, así como con respecto a la preparación de bebidas alcohólicas o de infusiones que podrían imponerse en el mercado internacional.

En el Anexo No. 4 se analizan los distintos productos alimenticios obtenibles de nuestras especies indígenas.

2. Uso agro-silvo-pastoril.

Este tipo de uso se diferencia del anterior en que el bosque no es explotado como tal, sino que sirve de apoyo a otros tipos de explotación. Obviamente que es posible combinar ambos tipos de uso y el énfasis sobre uno u otro depender fundamentalmente de las características de cada monte, de su localización y de consideraciones de tipo económico.

Dentro del uso agro-silvo-pastoril se destacan:

2.1 Uso silvo-pastoril.

El uso principal es ganadero. Este tipo de aprovechamiento es particularmente aplicable al monte ralo del litoral del río Uruguay. El monte es manejado para facilitar el pastoreo, permiténdose el desarrollo de las pasturas y aportando el monte abrigo y sombra al ganado, a la vez que algo de forraje (chauchas de algarrobo y ñandubay). El monte también brinda postes de madera dura y maderas de calidad para varios usos (carpintería, parquet, etc.).

Este uso es también aplicable a otros tipos de monte (particularmente serrano), donde los árboles constituyen un excelente abrigo para el ganado, conformando a veces verdaderos galpones naturales, donde los animales se refugian contra las inclemencias del tiempo.

No lo consideramos recomendable para montes ribereños, puesto que en este caso el monte debe ser raleado, dejando de cumplir entonces las importantes funciones que ejerce en materia de conservación de suelos, cuencas hídricas y fauna silvestre. Puede ser utilizado, en cambio, para períodos de crisis forrajera, puesto que, debido a su ubicación, resiste mejor a los inviernos y veranos rigurosos. Los animales recurren entonces al monte para su alimentación, algunas de cuyas especies resultan especialmente apetecibles (hojas de chal- chal, sarandí colorado, canelón, frutos de chañar, corondá, algarrobo, ñandubay) aunque en general consumen hojas y ramas de la mayoría de las especies. Debido a esto, debe ponerse especial cuidado con algunas especies, que resultan tóxicas para el ganado tales como:

1) Duraznillo negro (Cestrum parquii). Es planta sumamente tóxica para el ganado. Contiene un alcaloide de fuerte toxicidad (parquina) y un glucósido. En los animales produce una primera etapa de depresión y luego otra de exitación. Los ovinos y bovinos parecen ser más sensibles que los equinos.

2) Envira (Daphnopsis racemosa). Contiene abundantes sustancias tóxicas y cáusticas en la entrecorteza. Produce grandes estragos en el ganado, particularmente en invierno, cuando escasea el forraje.

3) Timbó, oreja de negro (Enterolobium contortisiliquum). En los frutos y corteza hay saponina que los hace tóxicos. Su fruto es abortivo para el ganado vacuno.

4) Camará (Lantana camara). Es un arbusto tóxico para el ganado, siendo la lantanina su principio activo. No es muy apetecido por el ganado, que sólo come sus hojas cuando hay escasez forrajera.

2.2 Uso de fauna terrestre e ictícola.

Hasta el presente, la caza y la pesca, han constituido actividades de tipo extractivo, que en muchas zonas han diezmado la población de fauna indígena. Sin embargo, constituyen una fuente de alimentación y/o trabajo para numerosos pobladores de la campaña, poseedores de una vasta experiencia en cuanto a los hábitos de vida de los animales.

Resultaría muy importante entonces investigar el tema, incorporando la información empírica de la gente de campo, con vistas a la explotación (libre o en cautiverio) de algunas especies animales valiosas (por ejemplo: capinchos, nutrias, zorros, yacaré, etc.).

En este sentido, resulta interesante destacar la experiencia mundial en la materia tal como fuera resumida en reciente conferencia (diciembre 1990) por el Ingeniero Forestal Uwe Dietrich, quien lleva a cabo tareas de consultor sobre uso racional y sostenido de fauna silvestre en nuestro país. El Ingeniero Dietrich planteaba las siguientes opciones:

1) Criaderos de fauna silvestre (en inglés: "game-farming"). Estos establecimientos se dedican a la cría de animales para la posterior venta de productos (animales vivos, cueros, carne, huevos, etc.).

2) Criaderos de fauna en peligro de extinción. Existen a nivel mundial algunos ejemplos de este tipo, dedicados a la venta de animales vivos a organizaciones interesadas en la reintroducción de estas especies a su hábitat original.

3) Establecimientos cinegéticos (en inglés: "game-ranching"). En este caso se trata de explotaciones, generalmente extensas, cuyo objetivo es la protección y el manejo de la fauna para posibilitar la caza deportiva controlada de animales.

4) Turismo conservacionista (ecoturismo). Este tipo de aprovechamiento atiende un mercado en desarrollo de personas que desean tener contacto con la naturaleza en un mundo cada vez más artificializado. Expresiones acuñadas como "foto-safari", "bird-watching" (observación de aves) y "ecoturismo" reflejan el auge incipiente de esta corriente.

Todas estas opciones presentan la particularidad de asegurar la conservación de la fauna silvestre a través de un esquema de aprovechamiento rentable, por lo que resultan mucho más eficientes en el aprovechamiento de la oferta ambiental que la explotación extractiva o la preservación pura, a la vez que más efectivos en cuanto al objetivo de conservación de la fauna.

Estos usos no se restringen evidentemente al monte natural, pero resutla claro que éste puede resultar parte importante de este esquema, en particular para los usos turísticos, como se ver más adelante.

2.3 Uso melífero.

El monte indígena tiene una gran importancia para la producción de miel. Según el muestreo apícola de 1982 (DPPG-MGAP), el monte indígena constituye la principal fuente para la producción melífera (51,5%), seguido por los montes de eucaliptos (12,4%), montes frutales (11,4%), campo natural (10,6%) y cultivos cerealeros y oleaginosos (14,1%).

En opinión de una técnica consultada (Elsa de León, del Departamento Apícola de CADYL, Young), el monte natural se caracteriza por una floración temprana, un período de escasa floración en diciembre-enero y una nueva floración en febrero-marzo. Estas características hacen que el monte resulte muy útil para preparar las colmenas en forma temprana, dado que, si las condiciones climáticas son las adecuadas, la floración comienza a partir de mediados de agosto. Durante el período de baja, la producción melífera se basa fundamentalmente en las praderas (trébol blanco, lotus, etc.) o en otros cultivos anuales (por ejemplo, girasol) o permanentes (eucaliptos, frutales, etc). La floración tardía del monte resulta muy útil a la colmena para almacenar reservas para el invierno. Es decir, que si bien la producción de miel no se basa exclusivamente en el monte natural, éste resulta un elemento fundamental para la misma.

Por otro lado, existe cierta confusión con respecto a la relación entre color y calidad de las mieles y se sostiene que el monte natural tiene la desventaja de producir mieles oscuras. De acuerdo con lo manifestado por de León, las mieles oscuras contienen una mayor cantidad de minerales por lo que (pese a las preferencias del consumidor uruguayo), resultan de un valor nutritivo superior al de las mieles claras. A su vez la presencia de un mayor o menor porcentaje de elementos minerales estaría en relación directa con la longitud de las raíces de las plantas. Los árboles darían en general lugar a mieles oscuras, mientras que los vegetales de menor porte generarían mieles claras. Sin embargo, en vista de lo ya expresado en cuanto a la complementación del monte con otros cultivos, las colmenas que utilizan el monte no generan por ello necesariamente mieles oscuras, sino que esto va a depender del tipo de cultivo que utilicen en el período de baja floración del monte.

En síntesis, el monte natural es un importante recurso para la producción apícola. Sin embargo, su composición varía mucho a nivel nacional, por lo que se requerirían estudios concretos en diversas partes del territorio en cuanto al potencial melífero del mismo. Algunas especies valiosas son escasas a nivel nacional(por ejemplo, palo cruz), otras sólo están presentes en algunas zonas del país (algarrobo, chañar, ingá, cambuatá), mientras que algunas abundan en casi todo el país (arrayán, congorosa, tala).

Hablando en términos generales, se puede decir que en la composición del monte indígena existen muchas especies valiosas, tanto como productoras de polen temprano (sauce criollo, espinillo, envira, etc.), como de néctar concentrado (algarrobo, espinillo, palo cruz) como de néctar temprano (congorosa, pitanga, molle, tala).

Por otro lado, la ubicación cercana al agua de gran parte del monte indígena constituye una gran ventaja en períodos de sequía prolongada.

En el Anexo No. 5 se brinda un listado de especies y sus características melíferas, basado en Odioz bal (Flora apícola) y complementado con otras fuentes.

3. Uso turístico.

Las características y ubicación de la mayor parte de los montes naturales los convierten en un recurso turístico potencial de primer orden. El monte en sí posee características pintorescas, de tipo selvático, con numerosas formas, colores y dimensiones. El elemento arbóreo est acompañado de plantas epífitas, parásitas y en muchos casos de vegetación de sotobosque.

El monte se encuentra generalmente marginando cursos de agua o en zonas serranas, lo que agrega a su vez elementos recreativos y paisajísticos de gran valor para el uso turístico del monte (ríos, quebradas, cerros, cascadas, etc.).

Por otro lado, el monte alberga una fauna ornitológica de cierta importancia y una fauna terrestre/anfibia de hábitos fundamentalmente crepusculares y nocturnos. Los cursos de agua contienen una importante y variada fauna ictícola. Es decir, que el monte constituye una atracción tanto, para los amantes de la naturaleza, como para los aficionados a la caza o a la pesca.

Deben señalarse también algunos aspectos desfavorables, tales como los insectos molestos (mosquitos, tábanos), la relativa abundancia de árboles espinosos (coronilla, tala, espinillo, ñapindá, etc.), la posible existencia de víboras venenosas (crucera, coral, cascabel) y la propia presencia del agua (crecientes súbitas, troncos sumergidos, etc.). Sin embargo, como veremos, la mayor parte de estos problemas no se constituyen en escollos insalvables para el desarrollo turístico.

De todos estos aspectos surgen cinco posibilidades claras de aprovechamiento turístico del recurso: 1) Turismo colectivo, 2) Turismo cinegético, 3) Estancias turísticas, 4) Ecoturismo, 5) Turismo en reservas de flora y fauna.

1) Turismo colectivo.

Este tipo de aprovechamiento puede adoptar varias modalidades, desde el simple "camping" a servicios que incluyan la navegación por determinados cursos de agua, las excursiones por el monte y las sierras, la difusión de conocimientos sobre flora y fauna indígenas, etc.

En este caso se requiere la instalación de una infraestructura mínima (a salvo de las crecientes), para asegurar ciertos servicios básicos a los turistas. El bosque recibe un manejo para hacerlo más transitable sin perder por ello su atractivo. La presencia de gente ahuyenta a las víboras venenosas y el único elemento desfavorable, de difícil control, queda constituido por los insectos molestos en algunas épocas del año.

El turismo colectivo implica a su vez aspectos positivos y negativos. El principal aspecto positivo radica en la creación de fuentes de trabajo (atención al turista, fomento del comercio local, manejo del bosque, producción y venta de artesanías, etc.). En cuanto a los aspectos negativos, este tipo de turismo implica necesariamente una ruptura del equilibrio del ecosistema (migración o muerte de parte de la fauna, daños a la vegetación, dificultades de regeneración, etc.). Sin embargo, dado que los aspectos negativos quedan básicamente limitados a un sector del bosque, entendemos que las ventajas socio-económicas superan a las desventajas ecológicas señaladas, que además puedan ser mitigadas a través de un control y manejo adecuados.

2) Turismo cinegético.

Esta forma de aprovechamiento (caza mayor y menor) requiere necesariamente un uso restringido y controlado para evitar la migración o depredación de la fauna y por los peligros que implica debido al uso de armas de fuego. En el momento actual, esta modalidad podría desarrollarse sólo en montes donde abunda el jabalí, una especie exótica que acarrea graves perjuicios a las actividades agrícolas y a la propia fauna indígena.

Sin embargo, como se vio al analizar el uso de fauna terrestre e ictícola, el turismo cinegético puede generar el surgimiento de establecimientos especializados en la cría y manejo de fauna destinada a este fin, lo cual aseguraría el aprovechamiento sostenido del recurso.

En caso de apelarse a este sistema, este tipo de turismo, si bien requiere cierta artificialización del ecosistema, no provoca modificaciones sustanciales del mismo. Su capacidad generadora de empleo es también menor a la del turismo colectivo, aunque puede significar ingresos sustanciales para el propietario del coto de caza.

3) Estancias turísticas.

En este caso, el monte es un componente m s de las actividades disponibles para el turista (recorridas a caballo, actividades criollas típicas, etc.) y puede incluir también la caza, la pesca, la navegación, etc. Este tipo de aprovechamiento m s amplio tiene las ventajas mencionadas para los dos casos anteriores y sus desventajas son similares, aunque m s atenuadas.

4) Ecoturismo.

El desarrollo del movimiento ambientalista mundial ha generado un interés creciente por los ambientes naturales no intervenidos. Esta tendencia puede dar lugar a una corriente turística nacional e internacional en busca de un contacto directo con la naturaleza. En este sentido, el monte natural se constituye en una referencia obligada para este tipo de turismo, por ser un ecosistema que aún conserva (en numerosas zonas del país) características prácticamente vírgenes. Este aprovechamiento también genera fuentes de trabajo y, dadas las características de los usuarios, no produce impactos negativos importantes sobre el ecosistema.

5) Turismo en reservas de flora y fauna.

Esta modalidad de aprovechamiento sería de competencia estatal, siendo su función principal la preservación de ecosistemas naturales, incluyendo también al monte natural. Desde el punto de vista turístico, sería una combinación de los tipos de uso antedichos, con excepción de las actividades de caza y pesca. A los servicios de tipo recreativo se agregarían otros de carácter educativo, científico y cultural, a cargo del personal idóneo de las reservas.

Los elementos bosquejados apuntan a demostrar el potencial turístico del monte natural, tanto para el turista nacional (de Montevideo y del interior) como para el extranjero. Gran parte del turismo nacional se orienta hacia las playas del este, no sólo debido a las bellezas naturales y a las playas de la zona, sino también por su m s fácil acceso, su infraestructura de servicios e incluso la posibilidad de compra de terrenos. Resulta mucho m s difícil en cambio acceder a los montes naturales, dado que en su mayoría son parte de establecimientos agropecuarios, muchos de cuyos propietarios no autorizan el ingreso a los montes debido a los perjuicios causados por los turistas (incendios, muerte de animales, porteras abiertas, etc.).

Sin embargo, opinamos que gran parte del pueblo uruguayo aprecia las ventajas turísticas de los montes y sólo se requiere organizar y ofrecer servicios de los tipos que acabamos de mencionar para obtener una importante demanda de los mismos. Lo mismo se podría decir con respecto a los extranjeros (fundamentalmente de países desarrollados), que desean ver cosas típicas, distintas a las que est n acostumbrados a ver en sus países de origen.

Es importante señalar que ya est n surgiendo empresas dedicadas a un aprovechamiento turístico similar al que planteamos (estancias turísticas, turismo cinegético, ecoturismo) y que algunas instituciones públicas (en particular intendencias del interior) ya est n encarando este tipo de uso.

Sin embargo, aún no se ha analizado toda la potencialidad del monte natural en este sentido, así como tampoco se ha avanzado en lo referente al tipo de manejo necesario para lograr un uso sostenido del recurso.

En resumen, entendemos que debe investigarse m s a fondo este tipo de aprovechamiento, por considerar que puede constituirse en la forma m s rentable de uso del recurso, constituyéndose en una importante fuente de trabajo, tanto masculino como femenino, en las zonas rurales, caracterizadas por su escasa densidad de población, por la predominancia casi absoluta del elemento masculino y por la escasez de oportunidades de empleo.

V. CONCLUSIONES

El uso tradicional del monte natural ha traído aparejado el deterioro del recurso, lo que a su vez ha determinado la sanción de una legislación restrictiva en la materia. Sin embargo, los modelos potenciales de aprovechamiento bosquejados en el presente trabajo apuntan a demostrar la posibilidad de utilización racional del recurso con el mantenimiento total o parcial de la cubierta vegetal arbórea, compatibilizando así el aprovechamiento económico con las funciones de conservación de suelos, aguas, fauna, etc., derivadas del bosque. En el cuadro No. 2 se resumen algunos usos potenciales mencionados en el presente trabajo.

1. Modelos potenciales de aprovechamiento.

El cuadro No. 2 es ilustrativo con respecto al enorme potencial del monte indígena, puesto que se individualizan 89 especies que podrían tener aplicaciones distintas a la tradicional explotación para leña y carbón. En base a estos y a otros usos posibles, se elaboraron los siguientes modelos de aprovechamiento:

1.1 Modelo agroindustrial.

El aprovechamiento se centra en la extracción de materias primas tales como maderas, hojas, flores, frutos, raíces, cortezas, destinadas a procesos de transformación: industria de la madera, química, del medicamento, alimenticia. El éxito de este modelo puede realzarse a través de cierto grado de artificialización del monte (manejo, siembra directa y/o plantación de especies indígenas) a fin de promover el desarrollo de las especies más valiosas para el o los usos seleccionados.

1.2 Modelo agro-silvo-pastoril.

El uso principal del monte radica en los servicios que brinda hacia otros tipos de explotaciones: ganadería (abrigo y sombra), apicultura (valor melífero de sus especies), explotación racional de fauna (refugio y alimentación).

1.3 Modelo turístico.

En este tipo de utilización el énfasis se pone sobre los valores estéticos y recreativos del ecosistema monte natural y su entorno.

Estos tres modelos básicos admiten numerosas combinaciones aplicables a cada uno de ellos e incluso la adopción de más de un modelo, a nivel predial, a partir de las distintas características de cada rodal de un mismo monte.

CUADRO No. 2 ALGUNOS USOS POTENCIALES DE ESPECIES DEL MONTE NATURAL.

Especie

Madera

 
  Fina mediana
gruesa
Medicinal Productos
Químicos
Frutos/
Bebidas
Api-
cultura
Acacia bonariensis    

x

   

x

Acacia caven

x

 

x

x

 

x

Acanthosyris spinescens  

x

x

x

x

 
Allophyllus edulis

x

 

x

 

x

 
Aloysia gratissima    

x

   

x

Aloysia virgata          

x

Arthrosamanea polyantha  

x

       
Aspidosperma quebracho-blanco  

x

x

     
Bauhinia candicans

x

 

x

     
Berberis laurina    

x

x

x

x

Blepharocalyx tweediei

x

 

x

x

x

x

Caesalpinia gilliesi    

x

     
Carica quercifolia    

x

 

x

 
Casearia silvestris    

x

     
Cassia corymbosa    

x

     
Cassia occidentalis        

x

 
Celtis iguanea

x

 

x

 

x

 
Celtis spinosa  

x

x

 

x

x

Cephalanthus glabratus

x

 

x

   

x

Cestrum parquii    

x

     
Chrysophyllum gonocarpum  

x

   

x

 
Chrysophyllum marginatum  

x

       
Citharexylun montevidense  

x

     

x

Colletia paradoxa    

x

   

x

Colletia spinossisima    

x

   

x

Cupania vernalis

x

   

x

 

x

Daphnopsis racemosa          

x

Dodonaea viscosa

x

 

x

     
Enterolobium contortisiliquum  

x

x

x

   
Erythrina crista-galli  

x

x

     
Eugenia uniflora

x

 

x

 

x

x

Eugenia uruguayensis  

x

       
Fagara hiemalis  

x

x

     
Fagara rhoifolia  

x

x

     
Feijoa sellowiana

x

     

x

 
Ficus luschnathiana  

x

x

 

x

 
Geoffroea decorticans

x

 

x

x

x

x

Gleditsia amorphoides  

x

 

x

   
Guettarda uruguayensis          

x

Hexachlamis edulis  

x

x

 

x

x

Heterothalamus alienus

x

         
Ilex paraguayensis        

x

 
Inga uruguensis  

x

 

x

 

x

Iodina rhombifolia  

x

x

     
Lithraea brasiliensis

x

 

x

   

x

Lithraea molleoides  

x

x

 

x

x

Lonchocarpus nitidus  

x

x

     
Luehea divaricata  

x

x

   

x

Maytenus ilicifolia    

x

   

x

Myrceugenia glaucescens

x

       

x

Myrcianthes cisplatensis  

x

       
Myrcianthes pungens

x

   

x

x

 
Myrrhinium loranthoides

x

       

x

Nectandra memb.var.falcifolia  

x

       
Nicotiana glauca    

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Ocotea acutifolia  

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Ocotea suaveolens  

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Parapiptadenia rigida  

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Parkinsonia aculeata

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Patagonula americana  

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Peltophorum dubium  

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Phoebe amoena  

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Phyllanthus sellowianus    

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Poecilanthe parviflora

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Pouteria gardneriana

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Pouteria salicifolia

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Prosopis algarrobilla

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Prosopis nigra  

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Psidium cattleianum        

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Quillaja brasiliensis  

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Rapanea ferruginea  

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Rapanea laetevirens  

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Ruprechtia laxiflora  

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Ruprechtia salicifolia

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Salix humboldtiana  

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Sambucus australis    

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Sapium haematospermum

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Sapium montevidense

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Shcinus lentiscifolius    

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Schinus longifoluis

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Schinus molle

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Scutia buxifolia  

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Sebastiania brasiliensis

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Sebastiania klotzschiana

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Sesbania punicea    

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Tabebuia ipe  

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Terminalia australis

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Vitex megapotomica  

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Xylosma sp.

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2. Líneas de investigación.

El conocimiento actual del monte natural sólo autoriza planteos teóricos de aprovechamiento racional del recurso. Si bien existe un núcleo básico de conocimiento, éste resulta a todas luces insuficiente, requiriéndose encarar un conjunto de investigaciones que posibiliten un uso sostenido del mismo.

2.1 El monte en sí.

Se requiere un conocimiento profundo acerca de los componentes, las características y la dinámica del ecosistema monte natural a fin de poder prever y minimizar los impactos derivados de su aprovechamiento.

2.2 Los modelos de aprovechamiento.

Para llevar a la práctica los modelos teóricos planteados en el presente trabajo, se necesita encarar diversas líneas de investigación entre las que se destacan:

1) Investigación técnica en cuanto a los productos obtenibles del monte y sus procesos de industrialización.
2) Investigación socio-económica referente a la viabilidad de los modelos propuestos.
3) Investigación sobre manejo del recurso, incluyendo métodos de inventario, índices técnicos y métodos de manejo para cada modelo y combinación de modelos.
4) Inventario detallado del recurso.

3. Resumen.

El monte natural, tradicional proveedor de leña, carbón y maderas para usos agropecuarios, puede convertirse en una importante fuente de ingresos y empleo, diversificando y complementando la explotación agropecuaria, sin desmedro del cumplimiento de sus funciones de conservación. Para que ello sea posible, se requiere encarar una serie de investigaciones que aporten la base técnica imprescindible para lograr un uso sostenido y rentable del recurso. Pero ante todo, resulta necesario un cambio de mentalidad en cuanto al mismo, evitando los extremos de la explotación extractiva y la preservación pura, para incorporarlo como elemento de desarrollo del país.

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Serie "Investigaciones" Nº 79 de CIEDUR Diciembre de 1990.

 


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