MONTE INDIGENA
Mucho más que un conjunto de árboles
por Ricardo Carrere

Anexo 3

La fauna de vertebrados asociada al bosque nativo
por Carlos María Prigioni

 

Sin duda que existe un vacío de información en el tema de bosque nativo y su fauna asociada. En este breve artículo serán mencionadas aquellas especies a las que se les atribuye un comportamiento que incluye el arborícola en sentido estricto y las que dentro de su patrón de comportamiento presentan el uso de los árboles nativos o sus naturales asociaciones: los bosques, llamados localmente "montes".

Mamíferos

Dentro de este grupo, los murciélagos presentan dos especies que se alimentan de frutos (Sturnira lilium y Vampirops lineatus), por lo cual tienen una dependencia total a las especies autóctonas de árboles. Muchos otros han sido colectados dentro del monte (Myotis sp., Eptesicus brasiliensis) o bajo corteza de ceibo (Eptesicus diminutus) y otros como Lasiurus ega emplea las hojas seca o semisecas de palmeras (Arecastrum romanzofianum, Butiá capitata, B. yatay). Muchos murciélagos (Molossops temminckii, Tadarida brasiliensis, Eumops bonariensis) han sido ubicados en huecos de añosos árboles.

De los armadillos, frecuentemente el tatú (Dasypus novemcinctus) y en ocasiones el peludo (Euphractus sexcinctus) hacen su cueva bajo raíces, así como el zorro perro (Cerdocyon thous).

El mano pelada (Procyon cancrivorus) y el coatí (Nasua nasua) emplean las ramas para desplazarse, para descansar, reproducirse o procurarse alimento en la fronda. El primero de ellos establece defecaderos en ramas de mediana altitud que seguramente son determinados para marcar territorio.

Algunas especies acuáticas como el lobito de río (Lontra longicaudis) y el posiblemente extinto lobo grande o de pecho amarillo (Pteronura brasiliensis) emplean grandes troncos muertos, caídos sobre el agua, en la orilla de ríos, arroyos y lagunas. Estos troncos les sirven de rampa de salida y allí se asolean, descansan y marcan la corteza con sus potentes glándulas odoríferas.

Los gatos salvajes, salvo el de pajonal, trepan y procuran refugio y alimento sobre los árboles, pero el margay (Felis wiedii) es estrictamente arborícola y se desplaza por el sustrato arbóreo en tanto éste sea continuo y se lo permita.

De los tres ciervos autóctonos, el guazubirá (Mazama gouazoubira) se refugia en el monte espeso, tanto ribereño como serrano, pastando en horas crepusculares o nocturnas en valles interserranos o en el ecotono bosque-pradera.

El erizo (Sphiggurus spinosus) se asocia a monte serrano o ribereño importante y seguramente dependa de alguna especie en particular, dadas sus selectivas preferencias alimentarias (en su dieta incluye corteza, flores, brotes y hojas).

De las 14 especies de ratas y ratones, dos presentan hábitos arborícolas (Oligoryzomys flavescens y O. delticola) dentro del patrón general de comportamiento y una (Wilfredomys oenax) es arborícola estricta; se alimenta de hojas (de aruera) y elabora nidos aéreos u ocupa nidos abandonados.

Aves

De las aproximadamente 400 especies de aves nativas, 27 familias con 137 especies están vinculadas a los montes, lo que representa un 33% del total.

Las garzas y cigüeñas utilizan las formaciones boscosas como refugio temporal y en ocasiones, algunas de estas formas, emplean lentes de bosque aislado por zonas inundadas, como lugar de cría. Lo mismo ocurre con las espátulas y bandurrias.

Algunas especies de patos utilizan huecos de árboles o nidos abandonados por especies de bosque para criar. Dos especies de gavilancitos (Accipitridae) emplean el monte como refugio permanente y capturan sus presas en el ecotono bosque-pradera.

La pava de monte (Cracidae) está íntimamente asociada al monte, en donde no solo se refugia sino que obtiene su alimento (frutos, semillas etc.). Todas nuestras palomas (Columbidae) de una u otra forma se asocian a este tipo de formación vegetal (refugio, cría y alimento). Cuatro especies de loros (Psittacidae), tres de los cuales son raros o escasos anidan sobre los árboles o en troncos huecos.

Los cuclillos (Cuculidae) desarrollan todo su ciclo de vida dentro del monte, en tanto los búhos y lechuzas (Strigidae) se refugian permanente o temporalmente en el monte serrano o ribereño. Solo dos especies de dormilones, el urutaú (Nyctibidae) y el de cola larga (Caprimulgidae) utilizan las ramas de árboles para pasar desapercibido el primero y el piso el segundo.

Ocho especies de picaflores (Trochilidae) nidifican en el monte y dependen de la floración de los árboles, epífitas y otras plantas asociadas para su alimentación.

Los carpinteros (Picidae) requieren de bosques de climax estable, con ejemplares de árboles añosos que son portadores de la fauna de invertebrados de los cuales se alimentan. Siete especies de ellos dependen de huecos generados por sí mismos, en troncos medianos o grandes, para la puesta y nidificación. Algo similar ocurre con los arañeros o chincheros (Dendrocolaptidae) representados por cuatro especies.

Una familia muy numerosa como la de los horneros, espineros y trepadores (Furnaridae) dependen de diferentes formaciones de monte para vivir. Son 14 las especies que apoyan sus nidos en ramas o construyen los mismos empleando ramitas muchas veces espinosas, que traban entre sí, y que son insistituíbles. Los Formicaridae están representados por los batará plomizo y pardo.

Las viuditas, churrinches, piojitos, benteveos rayados etc. (Tyranidae) integran una familia con 21 especies relacionadas al monte serrano, ribereño o de parque. Otras como los cortarama (Phytotomidae), tres golondrinas (Hirundinidae), tres urracas (Corvidae), zorzales y sabiáes (Muscicapidae), Juan chiviro (Vireonidae), añabés (Parulidae), achará, cardenal azul y celestones (Thraupidae), reyes del bosque, cardenales, reinas mora (14 especies) (Emberizidae) y los Icteridae como boyeros, mirlos y tordos de pico corto (6 especies) se asocian al monte y su sobrevivencia depende de la existencia del mismo.

Reptiles

Pocas son nuestras especies de reptiles asociadas al bosque nativo. La culebra verde esmeralda, la de Olfers, la culebra papa-pintos y la arborícola. Una sola lagartija arborícola y muy rara completa la nómina de reptiles.

Las culebras se ocultan y obtienen su alimento (ratones y ratas arborícolas, pichones de aves) sobre los árboles.

La tortuga cuello de víbora suele ocultarse entre las raíces de los sarandíes que ofician a modo de un "manglar criollo" y dan refugio a varias especies de peces.

Anfibios

Básicamente existen dos especies de anfibios adaptadas al bosque autóctono: la rana roncadora y la rana monito. Esta última confecciona un nido en base al aglutinamiento de una o varias hojas de árboles o arbustos próximos al agua, en donde pone los huevos. Una vez que los renacuajos eclosionan, abren las hojas y se tiran al agua.

Una rarísima especie de rana, la rana motor, ha sido colectada bajo corteza de árboles en circunstancias de hibernación.

La poca información disponible hace que se desconozca el vínculo anfibios-bosque. Futuras investigaciones deberían aportar información acerca de ese vínculo.

Peces

Tal como ocurre para otros grupos, la poca información disponible acerca de la historia de vida de nuestros peces hace que la información sea pobre, puntual y aún en algunos casos deba refrendarse con investigaciones posteriores.

El salmón criollo (Brycon dorbignyanus), hoy prácticamente extinto como resultado de la construcción de la represa de Salto Grande, era un conocido dispersor de muchas especies de árboles nativos. Se sabe que algunas "viejas del agua" se refugian entre las raíces de los sarandíes y unas extrañas mojarras del norte (Phyrrulina) pegan sus huevos a hojas de arbustos suspendidas sobre el agua y mantienen la humedad salpicándolos hasta que los alevines eclosionan, como una estrategia para evitar predadores de huevos de peces.

De cualquier manera, es claro que parte del alimento que obtienen los peces o bien se genera directamente en el monte (por ejemplo, frutos que caen al agua) o bien se genera en el agua con aporte de materia orgánica producida en el monte.

 

 


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