Carta enviada al Banco Mundial por organizaciones sociales y ambientales uruguayas

Donde presentan nuevas críticas al informe “Estudio de Impacto Acumulativo – Plantas de Celulosa en el Uruguay”

Montevideo, 14 de noviembre de 2006

Srs Directores Ejecutivos

Banco Mundial

De nuestra consideración:

Las organizaciones uruguayas abajo firmantes deseamos expresarles nuestros graves motivos de preocupación ante la reciente publicación del “Estudio de Impacto Acumulativo – Plantas de Celulosa en el Uruguay” hecho público en setiembre 2006 por la empresa EcoMatrix Incorporated.

Consideramos necesario hacer saber a los directores ejecutivos del Banco Mundial que este último informe carece de la seriedad necesaria como para servir de base para la toma de decisión informada del Directorio sobre el préstamo solicitado por Metsa Botnia.

Como demostraremos, los consultores no hicieron una revisión bibliográfica de toda la información existente y se limitaron a seleccionar algunas fuentes, desechando aquellas que documentan los impactos sociales y ambientales ya constatados en el área de plantaciones.

Dado que en Uruguay no existe ninguna fábrica de celulosa del tipo que proyecta Metsa Botnia, resulta imposible medir sus posibles impactos. Inversamente, las plantaciones de eucalipto destinadas a abastecer la planta sí existen y sus impactos han sido debidamente documentados. La poca seriedad del informe de EcoMatrix en el área de plantaciones despierta entonces serias dudas sobre su confiabilidad en lo referente a los impactos de la futura fábrica de celulosa.

Los siguientes ejemplos se basan en el análisis que hace EcoMatrix sobre plantaciones en el Anexo B de su informe.

EcoMatrix comienza diciendo que “La conversión de tierras a nuevas plantaciones forestales de especies exóticas y la explotación permanente de las plantaciones existentes plantean numerosas cuestiones ambientales y sociales que es preciso abordar como parte del desarrollo y la operación de las plantas de celulosa propuestas. Resultan de particular interés las implicancias sociales relacionadas con la dinámica de empleo en las plantaciones, en comparación con otros usos de la tierra. Las cuestiones ambientales están principalmente relacionados con los efectos en las aguas superficiales y subterráneas, la compactación y erosión del suelo, el ciclaje y la pérdida de nutrientes, y los cambios en la biodiversidad”.

En base a lo anterior –que compartimos plenamente– se hubiera esperado que la empresa realizara una investigación seria sobre los impactos sociales y ambientales de la forestación. Sin embargo, como se verá a continuación, no lo hizo.

En relación a “la dinámica de empleo en las plantaciones”, EcoMatrix utiliza las cifras provistas por la certificadora SGS y dice: “Asumiendo que estas cifras son correctas, para las 223.083 hectáreas de plantaciones que sustentan a las plantas de celulosa se crearían aproximadamente 2.800 puestos de trabajo permanentes en el sector forestal, y el total de puestos permanentes mas los estacionales ascendería a aproximadamente 5.700. En comparación, si la misma superficie de tierra fuera utilizada para pastoreo, sólo se esperaría que genere 1.050 puestos de trabajo”.

La pregunta es: ¿en qué se basó SGS para llegar a dichas cifras? Los consultores lo saben –lo dice la propia SGS– pero no lo mencionan en su informe. Lo cierto es que SGS se basó –sin ningún análisis propio a partir de cifras de empleo de las propias empresas que certificó– en un trabajo publicado en 1997 titulado “Estudio del Impacto Socioeconómico del Plan Nacional de Forestación” elaborado en 1997 por la

empresa Equipos Mori a solicitud de la División Forestal. Si hubieran sido serios en su búsqueda de información, habrían encontrado un trabajo publicado en marzo de 2006 titulado “Maquillaje verde. Análisis crítico de la certificación de monocultivos de árboles en Uruguay por el FSC ”, donde se analizan y desmienten esas cifras en base a la propia información de las empresas en materia de personal contratado. Ver http://www.wrm.org.uy/paises/Uruguay/libro.html (páginas 21-22)

Los consultores recurren a otra fuente de información y dicen que “Según la DIEA, la Dirección Estadística del M.G.A.P (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca), en el año 2003 la fuerza laboral permanente ocupada en el Sector Forestal promediaba 7 personas por cada 1.000 hectáreas, comparado con la ganadería que empleaba entre 1,96 y 2,65 personas por cada 1.000 hectáreas”. (estas últimas cifras se contradicen con las utilizadas más arriba, donde se decía que 223.083 ha de tierra hubieran generado 1.050 puestos de trabajo en ganadería, que se traduce en 4,7 empleos cada 1000 hectáreas).

Si hubieran leído el análisis crítico del Grupo Guayubira sobre dicho documento hubieran visto que esas conclusiones han sido cuestionadas con fundamento, pero evidentemente no lo hicieron. En ese análisis Guayubira concluye que “las plantaciones forestales en la fase primaria y en las condiciones realizadas en Uruguay, generan un volumen de empleo por unidad de superficie inferior a la ganadería extensiva. Por otra parte, lamenta que oficinas técnicas del Estado, voluntaria o involuntariamente, se presten a la difusión de informaciones o juicios erróneos que confunden a la ciudadanía y alteran el curso legítimo del debate social”. Ver http://www.guayubira.org.uy/trabajo/criticaDIEA.pdf

EcoMatrix también informa que en “En el sitio de Internet del MGAP los datos del Censo Agropecuario del año 2000, comparados con lo del Ministerio de Trabajo (MTSS), revelan que la industria forestal genera 7,98 puestos de trabajo permanentes por cada 1.000 hectáreas en la fase agraria, sin tener en cuenta las operaciones de los viveros. Si se tienen en cuenta todas las operaciones, la generación de empleo total es de alrededor de 11 por cada 1.000 hectáreas”.

Si hubieran revisado la bibliografía existente, hubieran encontrado un trabajo del Economista Joaquín Etchevers (octubre 2002), donde se concluye, en base a las cifras de ese mismo censo agropecuario (2000), que la forestación genera menos empleos que la ganadería extensiva (forestación: 4,8 – ganadería de carne 6 por cada 1000 hectáreas), incluyendo a trabajadores permanentes y zafrales. Ver: http://www.guayubira.org.uy/wordpress/2002/10/algunos-datos-sobre-el-impacto-socioeconomico-de-la-forestacion/

Refiriéndose a las plantaciones de Ence, el informe dice que “Estos datos muestran claramente que las plantaciones forestales pueden generar entre 4 y 5 veces más puestos de trabajo que el pastoreo de ganado solamente. EUFORES generó 13 puestos de trabajo directos por cada 1.000 hectáreas en 2005 y principios de 2006 incluyendo aquellos generados en la empresa y contratistas sin incluir operaciones agroforestales”.

Si lo anterior fuese cierto, Ence debería tener 1300 empleados (ya que es propietaria de al menos 100.000 hectáreas. Sin embargo, en el informe de SGS se informa que tiene apenas 99 trabajadores. En el caso de FOSA (Metsa Botnia), debería contar con 1300 trabajadores, dado que también cuenta con 100.000 hectáreas en su propiedad, pero en su propia página web la empresa dice emplear a 209 trabajadores. Es decir, que por cada 1000 hectáreas FOSA genera 2,09 empleos permanentes, en tanto que Ence genera casi 1 (0,99).

En materia de impactos ambientales, los consultores omiten mencionar un estudio reciente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (junio 2006), en el que se detallan los impactos de la forestación sobre biodiversidad, suelos y agua. La publicación de dicho informe tuvo una gran repercusión en todos los medios de prensa del país, dado que cuestionó tanto la forestación como la instalación de plantas de celulosa, por lo que los consultores debieron estar al tanto del mismo. También optaron por ignorarlo. Ver http://www.guayubira.org.uy/celulosa/informeCiencias.pdf

Las diferencias entre lo que afirman los consultores y las conclusiones del estudio de la Facultad de Ciencias son notorias. En materia de biodiversidad, EcoMatrix dice que “El desarrollo de plantaciones en Uruguay tiene lugar en terrenos declarados como “Suelos de Prioridad Forestal”, principalmente explotados como zonas de pastoreo. La conversión de estos terrenos en plantaciones forestales tiene como consecuencia fundamental la sustitución de pasturas no nativas por árboles no endémicos. Las operaciones agroforestales que llevan adelante EUFORES y FOSA, que comprenden el pastoreo y otras actividades agrícolas, probablemente den como resultado una mayor biodiversidad. Si las nuevas plantaciones siguen el modelo expuesto por Martino y Casillo (2006) que se describe en la sección anterior (es decir, explotación mixta), la biodiversidad podría aumentar, tanto en cuanto a las especies de vegetación (incluidas las especies nativas) como a la estructura vegetativa (árboles, arbustos, pasturas) y, en consecuencia, también el hábitat”. O sea, que –de acuerdo con los consultores– las plantaciones aumentarán la biodiversidad.

En contraposición, el trabajo de la Facultad de Ciencias afirma que “El reemplazo de comunidades de campo natural por cultivos monoespecíficos significa una importante pérdida de diversidad biológica. En cuanto a la vegetación, la sustitución de una cobertura vegetal muy rica en especies por una única especie, conlleva importantes modificaciones en la estructura de la trama trófica del ecosistema y a la desaparición de las especies originales.”

En materia de impactos sobre el agua, el informe de EcoMatrix no llega a ninguna conclusión concreta, pero deja entrever que todo se resolverá con un buen manejo (“Sin embargo de acuerdo con las técnicas de administración forestal que se utilicen, es posible mejorar o disminuir la retención del agua.”). Si hubieran recurrido al informe de la Facultad de Ciencias hubieran encontrado abundante información al respecto, tal como se describe en la siguiente cita de dicho informe:

“Para los pastizales del Río de la Plata, existe información preliminar basada en mediciones puntuales de caudal en cuencas pareadas en Lavalleja (8 pares, 4 fechas) y Córdoba (4 pares, 5 fechas), los resultados indican reducciones del caudal cercanas al 50% tras el establecimiento de forestaciones (Piñeiro, Jobbágy, Farley & Jackson – datos no publicados). Estudios en el norte de Uruguay efectuados en una macrocuenca de pastizal natural de ~2000 km2 muestran que la fracción de rendimiento hidrológico anual, especialmente la estival, bajó tras el establecimiento de eucaliptos en un cuarto de su superficie (Silveira & Alonso, 2004).

En la página web del Grupo Guayubira (cuya existencia conocían, como lo prueban algunas citas mencionada en el informe), hubieran encontrado amplia información acerca de los impactos reales ya constatados –y documentados– en varias zonas del país en las que tanto Botnia como Ence tienen plantaciones. Este solo hecho demuestra la total falta de seriedad de los consultores. Ver: http://www.guayubira.org.uy/plantaciones/maquillaje.pdf

http://www.guayubira.org.uy/alegre/index.html

http://www.guayubira.org.uy/plantaciones/artificial.html

Lo anterior son apenas algunos ejemplos que apuntan a alertarles acerca de la falta de seriedad de este estudio y por ende sobre la inconveniencia de tomar una decisión tan importante como la de otorgar los préstamos solicitados en base al mismo. La instalación de una o más fábricas de celulosa consolidarán y ampliarán este modelo forestal, que está generando problemas sociales y ambientales cada vez más graves que el Banco no debe ni puede desconocer.

Es también oportuno recordar que la Red Uruguaya de ONGs Ambientalistas ya había manifestado en más de una ocasión su posición con respecto al “Estudio de Impacto Acumulativo – Plantas de Celulosa en el Uruguay” y que la nueva evaluación no modifica en absoluto la posición anterior. Ver: http://www.guayubira.org.uy/celulosa/ComentariosREDOngs.pdf http://www.uruguayambiental.com/articulos/ComentariosCFIPlantasCelulosa.pdf

En agosto de 2005, en respuesta a declaraciones públicas de un consultor de Pacific Consultants –empresa contratada por el Banco para realizar la primera evaluación– el Grupo Guayubira emitió una carta abierta en la que dijo que “En caso de que las opiniones del consultor reflejen la posición del Banco, todo haría pensar que esta evaluación sería un mero trámite para aprobar un préstamo que ya se habría aprobado de antemano. Tenemos la esperanza de que esto no sea así y que, informado al respecto, el Banco tome inmediatamente cartas en el asunto. En este caso repetimos las mismas palabras y esperamos que este informe no haya sido “un mero trámite” –muy largo y costoso– “para aprobar un préstamo que ya se habría aprobado de antemano”.

Le saludan muy atentamente,

Grupo Guayubira

Redes – Amigos de la Tierra Uruguay

Red Uruguaya ONGs Ambientalistas (*)

Uruguay Sustentable

Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida

Movimiento Mundial por los Bosques

Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas – Uruguay

EcoTacuarembó

Colectivo Bioptimistas

Movimiento de Chacreros de Mercedes

Asociación Soriano por la Defensa de los Recursos Naturales

Asamblea del Callejón de la Universidad “Chico Mendes”

Coordinadora de Mercedes contra los monocultivos forestales y las fábricas de celulosa

MOVITDES – Movimiento por la Vida, el Trabajo y el Desarrollo Sustentable

Comunidad Charrúa Basquadé Inchalá

Fundación 3 Soles

Comisión Barrial Zona Oeste

Intersocial Salinas

Primer Centro de la Ecología

Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación

Sociedad Ecológica San Gabriel, Colonia

Reserva Privada de Fauna y Flora el Relincho

Centro Social El Galpón de Corrales

Grupo Ecológico de Young

(*) La Red Uruguaya de ONGs Ambientalistas está integrada por 36 organizaciones.

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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