Relatos de crisis ambiental en el Río de la Plata.

Tesis presentada en la Universidad de Lille, Francia – por Pierre Gautreau.

Relatos de crisis ambiental en el Río de la Plata. Una evaluación geográfica de 300 años de relatos de “destrucción” de los bosques uruguayos (siglos XVIII al XX).

Versión castellana del original en francés: “Géographies d’une “destruction” des forêts dans un territoire d’herbages. Récits de crise et résilience forestière dans les campos uruguayens du XVIIIe au XXe siècle.”

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Figuras

Anexos (no traducidos)

Mapa fuera de texto

El auge del debate ambientalista durante las últimas décadas del siglo XX está íntimamente ligado a la afirmación de que la tierra está en peligro. Paralelamente a la generalización del término de “medio ambiente” en los años 1970, nace la idea de una “crisis” de éste. Con este término de crisis se describen diversos fenómenos, siempre relativos a lo que la sociedad suele llamar “naturaleza”. Las formas adoptadas por esta crisis son generalmente analizadas con una óptica simple, independientemente de la perspectiva adoptada – ya sea la de la ecología “profunda” (“deep ecology”) o la del desarrollo sustentable: se trata de una inadecuación entre la población de un territorio dado y sus recursos, de una pérdida de estos recursos, o de una destrucción de éstos. Es con esta noción de crisis que se suele analizar de forma general el estado del planeta; es gracias a ella que las ONG’s ecologistas movilizan las opiniones públicas y juntan fondos, es movilizándola que se justifican ciertas políticas de desarrollo “sustentable”. Precozmente denunciado bajo el nombre de “catastrofismo” cuando excesivo, el uso de esta noción constituye desde hace ya algunos años un objeto de estudio para las ciencias sociales.

Son tres las características que permiten identificar los relatos de crisis ambiental. (1) Se trata de un conjunto de juicios emitidos por uno o varios actores sobre el estado del ambiente, el cual analiza este estado como “anormal”. (2) Este conjunto está formado por juicios que utilizan temáticas, referencias y argumentos semejantes y repetitivos. (3) La “anormalidad” postulada consiste o en una ruptura brutal de un estado anterior, o en la perpetuación en el tiempo de una situación intolerable para el autor del relato. Actualmente, los relatos de crisis plantean una serie de preguntas científicas importantes. Primero, son elaborados por actores involucrados en el juego social, y constituyen una de las formas por las cuales la sociedad elabora sus representaciones del ambiente, muchas veces en un contexto conflictivo. Aunque la investigación reciente haya dado más importancia a relatos del siglo XX, es importante estudiar las raíces históricas más antiguas de estos relatos. Entender la génesis, la evolución y el contexto social de estos relatos constituye una primera gran pregunta. En segunda instancia, estos relatos se apoyan en la idea de un disfuncionamiento ambiental: para la investigación, plantean el problema de evaluar la relación existente entre lo dicho en el relato y los procesos ambientales que realmente ocurren. Plantean entonces en segunda instancia una cuestión metodológica: cómo, gracias a mediciones de dinámicas ambientales, evaluar relatos de crisis que refieren a estas dinámicas? Por fin, todo relato elabora, como contrapunto de la tesis que defiende, une “normalidad ambiental”, la cual corresponde a lo que constituye, para el autor del relato, un estado deseable del ambiente. Estos relatos permiten por ende analizar más profundamente las representaciones sociales del ambiente, gracias al estudio de estas “normalidades” socialmente construidas, lo cual constituye la tercer gran pregunta científica que plantean los relatos de crisis ambiental.

Esta investigación elabora y propone un método geográfico de evaluación de estos relatos de crisis ambiental, tomando como espacio de referencia el Uruguay, en América del Sur. El espacio cubierto por este país constituye un laboratorio ideal para profundizar los cuestionamientos planteados. Efectivamente, desde el siglo XVI, se relevan en sus archivos relatos que postulan un retroceso forestal: este territorio es entonces propicio para enfoques históricos de larga duración sobre la génesis de los relatos de crisis ambiental, más precisamente en nuestro caso de crisis forestal. Por otra parte, se puede observar allí una gran diversidad de actores: a diferencia de la mayoría de los estudios anteriores sobre este tema, focalizados en el papel de los actores institucionales (poderes públicos) en la producción de los relatos, se puede en Uruguay abordar relatos más complejos y diversificados. Por fín, se tomo la opción de estudiar relatos de crisis forestal expresados en un espacio de pastizales, los “campos” que prolongan al norte del Río de la Plata la pampa de Buenos-Aires. El bosque no cubre más de 4% del territorio actual, pero el argumentario de los relatos observados corresponde a los que se pueden relevar en regiones dominadas por los bosques, como la Amazonia: cómo explicar esta aparente paradoja? En esta investigación se nombra “bosque” lo localmente llamado “monte nativo”, reservando el término “plantaciones silvícolas” para todo conjunto de árboles creado para producción de madera.

Qué es lo que se busca evaluar precisamente? La problemática central supone entender el nexo existente entre enunciados identificados como relatos de crisis, y los procesos biofísicos a los cuales estos relatos aluden. Visto el carácter intrínsecamente relativo de los datos que se manejan (textos por un lado, reconstrucciones ambientales por el otro), fue imposible abordar el relato en términos “verdad-error”. La noción metodológica central es por ende la de “congruencia” del relato. Se refiere a la distancia que se puede medir entre un enunciado dado y los procesos a los cuales éste alude. Cuanto más grande sea esta distancia, menos congruente es el relato (y no “falso”). Nuestra hipótesis central es que el conjunto de relatos observados en la región entre el siglo XVI y XX tienen una muy baja congruencia: la idea de que los paisajes actuales son el fruto de una “destrucción” o “degradación” forestal parece singularmente exagerada. Verificar esta hipótesis supuso que obtuviéramos los datos necesarios para evaluar la congruencia de los relatos, pero también que se puedan explicar las razones de esta baja congruencia. El abordaje propuesto constó de tres partes.

Parte I – Identificación de los relatos de crisis forestal y primera evaluación de su congruencia

Identificar un relato supone que se identifique en el tiempo y en el espacio un producción de enunciados que correspondan a la definición dada anteriormente. Generalmente, es un grupo de actores claramente definidos que lleva este relato, aun si en ciertos casos es difícil diferenciarlo con toda precisión de otros grupos. En Uruguay, prospectamos el conjunto de documentos accesible que trataran de temas forestales, desde el siglo XVI al siglo XX, pero privilegiando el período 1700-2000. Archivos históricos de Buenos-Aires y Montevideo, revistas agronómicas del siglo XIX, legislación sobre todo el período, producción universitaria e institucional para el siglo XX. Se pudieron identificar de esta forma cinco grandes relatos de crisis (tabla 1). Estos relatos se diferencian primero por su posición temporal respecto de la crisis foresal postulada: se llaman “contemporáneos” los relatos enunciados simultáneamente a los hechos denunciados; se llaman “retrospectivos” los relatos que se refieren a una crisis que tuvo lugar anteriormente al momento de enunciación. Se diferencian también por el espacio al cual se refieren, desde lugares muy precisos en casos de pleitos interpersonales como en el siglo XVIII, hasta el conjunto del país en el caso de relatos muy generales de fines de los siglos XIX y XX.

En esta primera fase del trabajo, la identificación de los relatos no se puede separar del análisis de las estrategias sociales en las que están envueltos. El análisis de fuentes pone en evidencia, para cada época, que los autores de relatos tienen intereses varios en formularlos. Los temas y las estrategias evolucionan. Durante los siglos XVIII y XIX, dos lógicas sociales fundamentan los relatos de crisis forestal. Los vecinos rurales poseedores de tierras (“labradores y hacendados”) y las autoridades denuncian una corta excesiva por parte de carboneros y leñadores (“leñateros o monteadores”), que originaría una desaparición de los bosques: generalmente, esta denuciación no tiene por cometido proteger estas últimas, pero busca acaparar las ganancias que ofrece la explotación de la madera. En efecto, hasta los años 1870, los bosques son bienes del Común, y toda persona tiene legalmente acceso a ellos: los dueños de tierras aceptan a regañadientes que otras personas puedan sacar provecho de bosques situados sobre sus propiedades, sin pagar tributo. No intentan entonces prohibir la corta de los bosques, pero sí forzar los leñadores y carboneros a abonar un derecho de corte. En paralelo a esta lógica de acaparamiento del recurso, una segunda lógica cobra progresivamente una importancia fundamental, y preponderante a fines del siglo XIX. Tiende, dentro de la lógica de los terratenientes, a la abolición del estatuto público de los bosques. No se trata tanto de “privatizar” el recurso, sino de eliminar el símbolo de un derecho antiguo y presentado como arcáico por propietarios de ideas “liberales”. Ya no se tolera que dentro de los límites de una propiedad privada considerada como “sagrada” subsistan elementos (los bosques) a los cuales todo ciudadano tenga acceso : el modo mas eficiente de defender esta lógica es afirmar que este acceso libre lleva a la “desaparición” de la cubierta forestal, acusando nuevamente a carboneros, leñadores, y paisanos pobres en general de ser causa de ésta. Estas dos lógicas desaparecen en 1875, con la promulgación del Código Rural, que instaura una privatización de los bosques. A fines del siglo XX aparecen dos nuevas lógicas. Las empresas silvícolas, que plantan sobre los pastizales cientos de miles de hectáreas de pinos y eucaliptus (especies exóticas para el país), legitiman su estrategia de expansión arguyendo que están limitando la “presión” social sobre los bosques “autóctonos” presentados como excesivamente cortados, y creando reservas en que éstos están preservados. En cuanto a las asociaciones ecologistas, ellas defienden la idea que los bosques retroceden, enmarcándose en una lógica mundial de denuncia de las presiones sobre el ambiente.

Esta etapa permitió definir más precisamente los relatos de crisis forestal regionales: se caracterizan por su permanencia, ya que son utilizados durante tres siglos. Perduran en su forma general (argumentario, cualificativos utilizados), y circulan entre actores, aun cuando sea al servicio de lógicas sociales diferentes, o mismo opuestas. La principal conclusión, respecto a la problemática introductoria, es que la congruencia de estos relatos debe ser profundamente cuestionada: al evidenciar las estrategias que los motivan, se puede pensar que la crisis forestal postulada no es tan profunda como lo dicen los actores. A esta altura del trabajo, queda no obstante por demostrar este cuestionamiento con datos sobre dinámicas históricas de los bosques.

tabla 1

Tabla 1 – Los relatos de crisis identificados : actores, temas, escalas y escalas temporales

Parte II – Evaluación de la congruencia enunciados-procesos forestales para cada relato

Esta segunda etapa constituye la parte central de la tesis. Para cada relato, se evalua su congruencia con los procesos biofísicos denunciados, valiéndose de varias técnicas para reconstituir estos procesos. Pero para que esta evaluación sea pertinente, tiene que adecuarse al espacio y al período a los cuales refieren los relatos (lo que se llamó “congruencia de la evaluación”). La congruencia de la evaluación por parte del investigador depende antes que nada de la riqueza y de la existencia de dados sobre el medio ambiente que correspondan a cada relato: se definieron cuatro métodos de evaluación, de la más congruente a la menos congruente.

Cuando, para un relato dado, no se dispone de dados sobre el bosque que correspondan exactamente al período al cual se refiere, se puede comparar el estado de dichos bosques antes y después del momento del relato (método de puente temporal). Cuando no se poseen datos sobre el bosque que sean exteriores al relato en sí, es posible por un trabajo de crítica interna a los textos, proponer una interpretación de las dinámicas existentes el análisis de los términos utilizados, la localización geográfica de los documentos utilizados, permite una evaluación del relato (método de contextualización histórica). Cuando no se poseen datos sobre el ambiente boscoso correspondiente al período exacto del relato, pero que se conocen bien los procesos ecológicos que allí ocurren en la actualidad, se puede, gracias al método regresivo, evaluar la probabilidad que estos procesos hayan o no ocurrido en períodos anteriores. Por fín, y es éste el más preciso de los métodos, se puede realizar una contextualización dinámica cando se posee, para un relato dado, elementos que permitan reconstituir la dinámica del ambiente boscoso sobre el espacio y el período a los cuales refiere este relato. Es mediante estos abordajes que asumo una práctica de la biogegrafía como verdadera ciencia social, ya que la medición de los elementos del medio ambiente siempre está aplicada a temas socialmente definidos por los actores estudiados, y no definidos a priori por el investigador.

En el caso uruguayo, tal como se puede observar en el cuadro abajo, se aplicó para cada relato identificado el método más adaptado en función de los datos disponibles. En todos estos casos, y asumiendo los límites de estos métodos de evaluación, se ha puesto en duda fuertemente la congruencia de los relatos : muy pocas veces se pueden reconstituir los procesos boscosos negativos a los cuales refieren los autores de dichos relatos. Estas conclusiones confirmarían entonces que la “crisis” forestal uruguaya es, durante todo el período de estudio, un tema puesto al servicio de lógicas sociales y territoriales precisas, antes que un hecho físico observable.

Dos relatos fueron en particular evaluados. El relato de fines del siglo XX, según el cual las prácticas pastoriles, en los establecimientos agropecuarios, provocan una “degradación” de los bosques, fue evaluado mediante contextualización dinámica. En un conjunto de 13 establecimientos agropecuarios, representativos de dos subregiones de los campos uruguayos, se analizó cartográficamente las dinámicas leñosas observables entre 1966 y 2004, y mediante relevamientos ecológicos se determinaron las dinámicas actuales de la vegetación. Globalmente, se pudo constatar que estas dinámicas son progresivas, marcadas por una extensión de los bosques, lo que contradice la idea de degradación. Esta conclusión confirma a escala de los establecimientos lo que señala la estadística nacional, a saber una expansión de la cobertura forestal del país desde los años 1950. La segunda evaluación principal fue la del relato de las élites agropecuarias de los años 1860-1870, según las cuales los bosques uruguayos estaban entonces desapareciendo. Pudimos mediante el uso de un Sistema de Información Geográfica comparar el inmenso corpus de planos de agrimensura (analizado a esta escala por primera vez en la región rioplatense) realizados en Uruguay en las décadas 1830-1840 con imágenes saltelitales recientes. Este método de puente temporal permite igualemente formular la hipótesis de una baja congruencia de este relato : los paisajes forestales observables en los planos antiguos ocupan basicamente el mismo espacio que el que ocupan hoy en día.

tabla 2

Tabla 2 – Relatos identificados y evaluación realizada (hacer clic para abrir)

Parte III – Hacia una comprensión del fenómeno de los relatos : de la conflictividad hacia las representaciones sociales de la “normalidad ambiental”

Esta última parte trata más particularmente del período comprendido entre fines del siglo XIX y la actualidad. No se puede entender la permanencia de los relatos de crisis forestal durante este siglo por el mero análisis de la conflictividad social. Una vez abolido el estatuto público de los bosques en 1875, esta conflictividad se reduce drásticamente. Los relatos de crisis forestal son desde entonces por lo general producto de las representaciones del ambiente que tienen ciertos grupos que importan, crean y difunden los que llamamos conocimientos extra-territoriales, o sea conocimientos elaborados en otros países, para ambientes diferentes al de los campos rioplatenses. Es esta fuerza de las referencias extra-territoriales la que explica que se apliquen con frecuencia para Uruguay diagnósticos elaborados para otras regiones, generalmente regiones forestales y no de pastizales : desde fines del siglo XIX, las revistas agronómicas transmiten la idea, entonces dominante en Europa, según la cual los paisanos son grandes destructores de los bosques. Es igualmente en esta época que surge lo que llamo el “complejo del país poco boscoso”, en un contexto donde las élites del país se refieren permanentemente a Europa, y rinden culto a la idea de “Progreso” que ésta simboliza para ellos. Entre 1870 y 1940, numerosos artículos y científicos estiman que el clima del país es “anormal” debido a una magra cobertura boscosa. Las sequías, la irregularidad de las precipitaciones, las caídas de granizo, son una prueba de ello… algunos incluso indican que la poca cobertura boscosa del país lo relega al estatuto de territorio no “civilizado”. A fines del siglo XX, se observa igualmente esta tendencia importar referencias ambientales extra-territoriales de parte de asociaciones ecologistas. Estas asumen el discurso mundial de denuncia de la destrucción forestal, aplicándolo a Uruguay, cuando el retroceso de los pastizales naturales –que constituye un fenómeno masivo y original, al ser de los pocos pastizales templados del mundo que permanecen- es apenas evocado por ellas. Recién al comienzo de la década del 2000 estas últimas formaciones vegetales empiezan a ser tomadas en cuenta por estas mismas asociaciones.

Este tercera parte aporta a la cuestión de los relatos de crisis ambiental en términos teóricos primero. El estudio de estos relatos no está completo sin la identificación de las “normalidades ambientales” que sirven de referencia a los autores de los relatos. En efecto, los que postulan un estado anormal del estado del ambiente, un disfuncionamiento, lo hacen refiriéndose implícita o explícitamente a un estado “normal” de este ambiente, lo que aporta informaciones muy importantes sobre las representaciones sociale en juego. La cualificación de estas normalidades es lo que permite identificar cuales son las dimensiones socialmente valorizadas del ambiente, las cuales constituyen el fundamento de las representaciones. De esta manera, se puede determinar con más precisión la evolución histórica de los relatos : en la época colonial, la normalidad de referencia es una corta del bosque respetuosa de su regeneración. Los que los actores denuncian entonces es una crisis de “desarreglo” de las prácticas, no quejándose de la corta en sí, pero de sus excesos respecto de las normas jurídicas y de la capacidad del monte para producir maderas utilizables por agricultores y ganaderos. A fines del siglo XX, la normalidad de referencia es mucho menos claramente definida : para varios actores, un ambiente “normal” estaría conformado por paisajes con bosques mucho más extendidos que en a la actualidad y con mayor riqueza de especies. Esta noción permite distinguir las lógicas entre actores diferentes, pero que desarrollan un relato aparentemente similar. Se pudo mostrar, para fines del siglo XX, que las empresas silvícolas que denuncian una crisis del bosque nativo pueden, mediante la crítica de las prácticas rurales de manejo del bosque, valorizar o publicitar su gestión técnica y “científica” del medio ambiente. Las asociaciones ecologistas, que producen un relato formalmente similar al de las empresas (el bosque nativo sufrió y sufre graves deterioros), hacen referencia a otra normalidad, la de bosques mejor protegidos gracias a una legislación más adecuada en el control de los usos agropecuarios.

Por fín, esta tercera parte aporta en cuestiones de datos y de método. Desmitificar los relatos de crisis forestal es una etapa previa para un estudio menos marcado ideológicamente, más riguroso y científico, de los paisajes de la región. Se pudo comprobar que la fuerza de este relato forestal hizo que hasta un período muy reciente, los científicos y ecologistas uruguayos no hicieran mucho hincapié en el estudio de las formaciones vegetales dominantes, los pastizales. Mediante una relectura de la literatura disponible, paleoambiental en particular, de una reinterpretación de lógicas territoriales de la corta y de la quema para carbón, y de un análisis de las dinámicas de vegetación que ocurren actualmente, se propone otro modelo de génesis de los campos a escala histórica. Los paisajes de campos no serían –lo que sugerían los relatos de crisis- producto de un largo retroceso forestal, pero al contrario de un largo proceso de expansión de formaciones boscosas y arbustivas en los intersticios del espacio y de los territorios. Esta progresión estaría aun activa, como lo demuestran relevamientos ecológicos actuales, y sería responsable de un fenómeno de diferenciación creciente de los paisajes de campos. Algunos sectores conocen una expansión forestal rápida, mientras que otros sólo experimentan una progresión lenta de las especies leñosas, mientras otros sectores mantienen la dominación de los pastizales.

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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