La dura lucha de los trabajadores forestales

Entrevista a Robert Batista, abogado laboralista. Por RubénYizmeyián (*)

Sindicalizar a los obreros de la industria forestal uruguaya es muy difícil, por diferentes motivos. Hace cinco meses se logró constituir el Sindicato de Obreros de la Industria de la Madera del Norte del País –SOIMANORPA–, que actualmente está en conflicto con la empresa COLONVADE S.A. por el despido de 50 trabajadores. Rel-UITA entrevistó a Robert Batista, abogado del sindicato.

-El 27 de julio una delegación del SOIMANORPA mantuvo una reunión conciliatoria con representantes de la empresa en la sede del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en Montevideo.

-Sí, la reunión se hizo a solicitud de COLONVADE S.A., empresa forestal que tiene varios miles de hectáreas forestadas en el norte del país y ha optado por una tercerización de los trabajos en los montes. Esa tercerización en algunos casos la hizo con empresarios que en realidad no son tales sino empresas fantasmas que no han podido responder ante los obreros con los pagos salariales a los que están obligados. Por esa razón habíamos citado a COLONVADE. Dado que no había respondido, el sindicato resolvió adoptar medidas de fuerza. Enterada de la posibilidad de un inminente conflicto, la empresa solicitó en el Ministerio de Trabajo tener una reunión con el sindicato.

La reunión se llevó a cabo el miércoles 27 en la Dirección Nacional de Trabajo –DINATRA–. Por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social participó la escribana Yoselín Sánchez, por parte de la empresa el estadounidense Ralph Smith, junto a los abogados del estudio Ferrer, Nelson Larrañaga y Verónica Raffo, y por parte del sindicato, José Bautista, presidente, Emilio Núñez, secretario, Miguel Ángel Bentaberry, directivo, y yo como abogado de los trabajadores.

Ellos asumieron la responsabilidad social que les cabe, en cuanto a que los obreros que están en sus montes tienen que cobrar los haberes que se les deben. Y pidieron al sindicato que estableciera una instancia negociadora con las tres empresas contratistas que están incumpliendo el pago de haberes. En estos dos meses ya hay 50 trabajadores que han entablado juicios por el pago de salarios adeudados. Para un departamento pequeño como Rivera es una cifra importante, y puede aumentar.

La cita con las tres empresas forestales será el miércoles 4 de agosto en el Ministerio de Trabajo. Allí haremos un último intento. Si no se llegara a un acuerdo, COLONVADE manifestó que quería tener una instancia posterior para solucionar el problema. Por lo tanto hemos abierto un compás de espera de unos días. De todas maneras, quien seleccionó a los contratistas insolventes fue COLONVADE y no los trabajadores. El sindicato ya ha resuelto que defenderá a esos 50 obreros, que no sólo se han quedado sin empleo sino que han sido burlados en el pago de sus haberes.

-¿Esos 50 trabajadores fueron despedidos?

-Sí, en un lapso de tres meses. Algunos fueron despedidos después de iniciar un juicio y con otros fue al revés: iniciaron un reclamo porque no se les estaba pagando, estaban trabajando y a raíz de que iniciaron el reclamo los contratistas los despidieron. Estamos hablando de obreros que hacen podas de árboles a varios metros de altura y que viven en la pequeña ciudad de Tranqueras.

-¿A qué más se comprometió COLONVADE, aparte de haber asumido su responsabilidad social en el tema?

-Nos consta que es una empresa muy responsable en el control de la seguridad en el trabajo, pero respecto al cumplimiento en los pagos de sueldos de los obreros de las empresas tercerizadas no efectuaban ningún control. A raíz de esta situación de conflicto vieron que ahí había un problema importante y resolvieron realizar controles sobre los contratistas, para comprobar que éstos paguen sueldos, aguinaldos, y salarios vacacionales a sus obreros. El sindicato manifestó su satisfacción por ese anuncio, y estableció un canal de conversación directa con la empresa.

-¿Dónde tiene sus tierras COLONVADE?

-En los departamentos de Tacuarembó, Rivera y Paysandú. Allí tiene plantaciones de pinos y eucaliptos.

-¿Qué otras empresas operan en esas zonas?

-Otras tres: la Compañía Oriental Forestadora Uruguaya S.A. (COFUSA), Del Monte SA, de capitales chilenos, y Forestadora y Maderera del Norte SA (FYMNSA).

-¿A cuánta gente emplean las cuatro empresas?

-En total a unos 3.000 trabajadores.

-¿Cuántos de ellos están sindicalizados?

-El sindicato se constituyó hace apenas cinco meses y tiene ya unos 350 afiliados. Hay mucho por hacer en esta región del país respecto a los obreros, ya que existen muchas situaciones graves de incumplimiento de parte de las empresas.

-¿Cuánto hace que estas empresas se instalaron en Uruguay?

-Entre 1987 y 1990, y recién ahora se ha conformado un sindicato en serio. Antes hubo intentos, pero no llegaron a consolidarse.

-¿Cómo observan los trabajadores que aún no han decidido integrarse al sindicato todo este movimiento reivindicativo?

-Hay mucho entusiasmo. Es un fenómeno difícil porque todo esto surge a partir de un movimiento generado en la ciudad de Tranqueras, que no tiene tradición sindical, ni siquiera la poca que existe en el interior del país, donde es mucho más difícil sindicalizarse que en Montevideo. Aquí en Tranqueras los trabajadores se reúnen espontáneamente en asamblea, en la sede provisoria del sindicato, todos los domingos a las 10 de la mañana. Hay asambleas en las que participan 80, 100, 150 trabajadores. Y no es que la directiva del sindicato los convoque: van por su propia iniciativa, porque el domingo es su día franco. Van a tomar mate y a conversar a ver qué se está haciendo.

* tomado de Rel-UITA – 2 de agosto de 2004

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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